"Cuando los ciudadanos se desentienden de la política...
...pueden llegar al poder políticos que se desentiendan de los ciudadanos".

jueves, 17 de noviembre de 2011

¡Las elecciones son un cuento! (La "fabulosa" historia de la campaña)

ABSTRACT (RESUMEN): ¿Hartos de la campaña electoral? ¿Hartos de los cuentos de los políticos? Pues, digo yo, vamos a ser originales: ¿porqué no mezclar campaña con los cuentos? Ahí van las


FÁBULAS para contar en la (tienda de) CAMPAÑA


El cuento de Pedro y el lobo:
Érase una vez un niño llamado Pedro. Pedro dijo en el '96 "que viene el lobo, que viene el lobo"... y perdió las elecciones. Pedro dijo en mayo del '11 "que viene el lobo, que viene el lobo"... y perdió las elecciones. Así pues, el lobo ganó las elecciones y, como los animales no hablan, nadie supo qué iba a hacer hasta que lo hizo. Preguntáronse entonces los aldeanos: ¿Elegimos a un niño, inconstante por naturaleza y famoso por sus mentiras; o a un lobo, temido por sus silencios y demasiado fuerte como para pararle los pies si le entra el hambre?


El cuento de la cigarra y la hormiga:

Érase una vez una cigarra que nació en el verano. Como toda la comida era abundante no se preocupó demasiado por cómo conseguirla y ahorrarla. Hasta hizo grandes pasteles de civilizaciones con salsas de chequebebés. Cuando llegó el otoño dijo: "Esto son las noches de agosto, que a veces refrescan". Llegó el invierno y se murió de hambre.

Mientras tanto había un hormiguero en el que tampoco habían hecho nada por prepararse para el invierno. Así fue que le preguntaron las hormigas obreras a la hormiga reina cómo evitar que les pasara lo que a la cigarra. Ésta les dijo que había que generar trabajo para todas las obreras para así tener comida con la que alimentar su trabajo. Las obreras no entendieron nada pero, total, como era la reina y no había otra opción, obedecieron. Salieron a buscar comida sin haber comido y muchas murieron.
A todo esto que pasaron una mariposa rosa y un gusano verde junto al hormiguero y, viéndoles con hambre, les preguntaron a las que estaban en la puerta: "¿queréis comida?". A éstas les pareció muy bien y comieron, pero Tele-hormiguero no transmitió la noticia por todo el resto del oscuro hormiguero, por lo que ninguna otra se enteró de que había comida a la salida de los túneles.


El cuento de Caperucita Roja:

Érase una niña que iba vestida de rojo. Yendo por el bosque camino de su abuelita, llamada Ciudadanía, se encontró con un lobo llamado Neoliberalismo. Y le dijo: "si echas por el camino de la derecha, llegarás mucho antes". Así lo hizo y resultó que, como el camino transcurría por Cataluña, había un peaje llamado Bancos, a los que tuvo que dejar todo su dinero para pasar. Mientras tanto el lobo llegó a casa de la abuelita por otro camino y se la comió. Cuando Caperucita llegó el lobo se puso la ropa de la abuelita y se hizo pasar por ella. Caperucita, extrañada por el cambio le preguntó:
-Abuelita, qué desigualdades más grandes tienes.
-Es para ser para ser más competitiva.


-Abuelita, qué impuestos más bajos tienes.
-Es para que me los pueda gastar yo mejor en lo que me apetezca. -Respondió el lobo.


-Abuelita, que pensiones más bajas tienes.
-Es porque me gustan más los seguros privados.
-Abuelita, qué contratos más afilados tienes.
-Es para flexibilizarte mejor.

Entonces el lobo, cuando hubo convencido a Caperucita y esta estaba despistada, se la comió.
Lo que el lobo no sabía era que la abuela, que no tenía acceso a la sanidad pública, estaba muy malita cuando se la comió. El lobo pilló una indigestión y también murió.

El cuento de lechera:

Iba Mariana por el sendero de la montaña, con un cántaro de leche para vender a los mercados. Y, como los sondeos le habían dicho que se lo iban a comprar seguro, se puso a pensar en qué haría con lo que le dieran por él. Le iba contando a su amiga Votanta que con el dinero que le dieran invertiría en algo muy rentable y se haría rica. En esto que Votanta le preguntó que en qué invertiría ella. Mariana le respondió que en algo rentable. Votanta le preguntó que qué era rentable y Mariana le respondió que algo que diera dinero. Votanta le preguntó que qué creía Mariana que podría dar dinero, y ésta le contestó que algo rentable.
Tan ocupada estaba Mariana en convencer a Votanta que se le había olvidado en qué tenía pensado invertir la leche. Votanta, tan ocupada que estaba en la conversación, no vio una piedra en el camino y se calló por un barranco.


El cuento de los cuatro cerditos:
Érase una vez cuatro familias de cerditos. La primera vivía en una casita muy bonita pintada de azul, la segunda en una casita muy bonita pintada de rojo, la tercera en varias casitas que estaba un poco más alejadas y la cuarta en una casita pintada de otro color.

Un día llegó un lobo muy malo llamado Crisis. Se acercó a la casita roja y empezó a echar la puerta abajo. Los niños, asustados, le preguntaron a papá cerdito que cómo se iban a escapar y él respondió: ¿Lobo, qué lobo? Yo no veo ninguno. El lobo entró y se lo comió.

Los que pudieron escapar, correiron hacia la casita azul, que desde fuera parecía la más sólida, le preguntaron a los que estaban dentro si allí podrían salvarse y desde dentro les contestaron: "Claro que sí, pero no os diremos cómo para que el lobo no lo oiga". Al cabo del rato llegó el lobo y empezó a romper la puerta. Entonces los pequeños cerditos preguntaron al otro papá cerdito cómo iban a salvarse y él respondió: Abriré la puerta, que no estamos como para comprar otra nueva, y dejaré que la mano invisible de los mercados decida: si vosotros tenéis más hambre que el lobo la lógica dice que seréis vosotros los que os lo comáis. El lobo entró y se los comió.
Los que sobrevivieron corrieron a las casitas que estaban un poco más lejos. Les preguntaron a los que allí vivían si podrían entrar y éstos les respondieron que sólo si hablaban el idioma de esa familia. Algunos lo sabían y otros no. Los que no se quedaron fuera y el lobo se los comió. Los que lo sabían entraron. Entonces el lobo se dispuso a entrar. Los niños, una vez más, preguntaron a papá cerdito cómo iban a salvarse y él respondió: "nuestra casa es tan pequeña que podemos vigilarla mejor y el lobo no entrará". Sin embargo, se le olvidó lo de la piscina. Como en esa familia de cerditos cada uno tenía su casa, cada uno se construyó una piscina, un jardín y una barbacoa para él solo (en lugar de una para toda la familia). El problema fue que con el dinero que gastaron en todas esas piscinas, tuvieron que comprar una puerta muy barata, el lobo la rompió fácilmente y se los comió.

Los pocos que se salvaron corrieron a la casita que estaba pintada de otro color y preguntaron si podían dejarles entrar. Y los que allí vivían respondieron: os abriríamos la puerta gustosos, pero la ley electoral nos lo prohíbe. El lobo llegó y se los comió.

Y, para acabar, ya puestos con la fábula. Hagamos un suponer:
Si la opinión pública hiciera que la prioridad del futuro gobierno fuera la gestión de los zoos, ésta sería la campaña electoral:
-PP: ¿Como mejoramos el zoo? Consiguiendo más recaudación. ¿Cómo conseguimos más recaudación? Con un zoo mejor al que venga más gente. También hace falta austeridad en el zoo, hace falta quitar animales, ya veremos cuáles más adelante... 
-PSOE: ¡Cuidado, que El PP quiere privatizar los zoos!
-IU: El PSOE ha vendido el zoo a los mercados, se ha quedado solo con las especies que la gente visitaba, dejando olvidadas las que no daban ninguna ganancia al zoo.
-UPyD: El problema es que cada departamento se organiza por su cuenta y al final perdemos dinero en duplicidades evitables. Tenemos una tienda de regalos en el acuario, otra donde los monos, otra donde los pájaros, otra donde los lagartos...
-Equo: Los zoos son maltrato animal y la zona de los pingüínos no es energéticamente sostenible. Hay que reconvertir los zoos en un espacio sin animales, en el que sea el visitante el que decida qué metemos en su lugar y con placas solares en el techo.
-PNV-CIU: El problema es que la administración del zoo se lleva el dinero que recaudan los espectáculos con delfines para pagar el mantenimiento de los lagartos.
-ERC-BNG-Amaiur: La administración del zoo reprime los sentimientos diferenciados de los ornitólogos y los ictólogos, que como todo el mundo sabe, han sido históricamente obligados a convivir con los aficionados a reptiles y mamíferos.

viernes, 28 de octubre de 2011

Presupuestos participativos. Un objetivo tangible para las asambleas locales del 15M

ABSTRACT (RESUMEN): Cuando va a cumplir medio año de la aparición del movimiento 15M, y más de cuatro meses desde su descentralización en una red de asambleas locales, la perdurabilidad a largo plazo de esta estructura pasa por la determinación de objetivos locales. Pero para mantener la cohesión de esta red de asambleas independientes y autogestionadas, se hace necesario un elemento común. Ese elemento lo pueden conformar las reivindicaciones del movimiento a nivel estatal. Sin embargo, las asambleas de los pueblos más pequeños no serán capaces de mantener un nivel mínimo de movilización si no suman a su "programa" un elemento local. La medida que más se acerca a estas necesidades es la de los presupuestos participativos. En este artículo se explicará en qué consisten, por qué son necesarios, cuáles son sus beneficios y sus inconvenientes, así como el camino a seguir para quienes deseen hacer suya esta reivindicación.


Ideas clave: Presupuestos participativos, participación ciudadana, democracia directa, debate público, deliberación, republicanismo (ideología), cultura cívica, política local, Movimiento 15M.

Introducción. De la necesidad de objetivos locales a largo plazo:
El 15M se ha estructurado de forma descentralizada. Cada asamblea local combina su apoyo y contribución al movimiento en su conjunto con su independencia en asuntos locales o regionales. Una vez consensuadas las primeras cuatro prioridades comunes a todo el movimiento, y una vez desarrolladas éstas en propuestas concretas, es hora de encontrar un sentido a las asambleas locales.

Está claro que cada pueblo, cada barrio y cada ciudad tienen sus propios problemas y necesidades. De ahí la independencia de cada asamblea a la hora de tratar los asuntos que sólo a ella conciernen. Sin embargo, también existen objetivos que pueden ser generalizables a todas las asambleas locales. Además, cabe la posibilidad de que en muchos pueblos y barrios no siempre existan problemas con la suficiente entidad como para mantener movilizada a una asamblea entera. Sin objetivos a largo plazo, las asambleas locales y de barrios pueden quedarse, literalmente, sin nada que hacer (más allá de servir de altavoz y foro de debate de las propuestas estatales). Sin movilización periódica, un movimiento corre el riesgo de disolverse.

Los presupuestos participativos encajan a la perfección en ese perfil de propuesta concreta, tangible, realizable, reivindicable a largo plazo, aplicable a cualquier pueblo y en la línea general del 15M (fomentar la participación ciudadana en la política).

¿En qué consisten? [ver vídeo de presentación]
Se trata de que los poderes públicos correspondientes (los municipales en este caso) permiten a la ciudadanía tomar parte en la elaboración de sus presupuestos anuales. Los partidos políticos elegidos siguen siendo los que elaboran las líneas básicas del documento (gastos inevitables como los sueldos de los funcionarios, el mantenimiento de las instalaciones, el pago de las deudas o los servicios que la ley les obliga a prestar). Sin embargo, se deja que una parte del dinero restante sea adjudicado según las preferencias de los vecinos, tras un proceso deliberativo abierto.

Exiten varias modalidades:
-Una versión es la de proponer a los vecinos varios proyectos alternativos de coste similar para que éstos elijan el que ven más prioritario. Las alternativas pueden ser más restringidas o más abiertas. Un ejemplo restringido sería que, si hay que construir un parque, los vecinos decidirán si se destinarán más metros a jardines o a pistas deportivas, y si éstas serán de skateboard, de padel, o de lo que sea. Un ejemplo abierto sería preguntar a los vecinos a qué dedicar el superávit del ayuntamiento: a contratar más policía municipal, a un plan de reforestación de montes, a la construcción de una escuela infantil, a mejorar las fiestas del pueblo, etc. (O al contrario; cuando no haya más remedio que reducir déficit, qué servicio ven los vecinos menos prioritario a la hora de recortar gastos. Esto último es realmente muy interesante desde el punto de vista electoral para el partido en el gobierno, ya que la gente aceptará mejor un recorte consensuado desde abajo que uno "impuesto" desde arriba).
Una opción práctica para organizar el proceso abierto es hacerlo entorno a grupos temáticos (obras públicas, servicios sociales, juventud, etc.) para que la gente concrete mejor sus propuestas. Una metodología común es la presentación de éstas mediante una solicitud escrita que pasa una primera criba técnica (de factibilidad legal y material) y luego es defendida y votada en asamblea (general, sectorial y de barrio); se lleva a cabo la más votada; si sobra dinero, la segunda, y así sucesivamente. A veces se otorga la capacidad de aprobación final a los barrios y a veces éstos son una primera fase de priorización de propuestas, que acaban siendo votadas en una asamblea de toda la ciudad.

-Otro tipo de presupuestos participativos es aquel en el que el ayuntamiento destina a éstos una partida determinada de dinero y son los vecinos los que deciden en qué se lo gastan, sin tener que elegir entre una lista de propuestas alternativas. Esta opción da más libertad a los vecinos pero también más responsabilidad, ya que si al final la mayoría de la gente no participa, el presupuesto municipal puede quedar en manos de unos pocos que sólo miren por sus intereses personales.

-Asimismo existen muchas posibles combinaciones entre las dos opciones anteriores. Se puede ceder un presupuesto a la libre decisión de los vecinos, pero haciéndola pasar por las asociaciones vecinales y por una "criba" de viabilidad técnica. Se puede optar por una votación de una lista cerrada de alternativas, pero que algunas sean propuestas por el ayuntamiento y otras por aquellas asociaciones que hayan recogido un cierto número de firmas (por ejemplo). También caben iniciativas originales como la de aumentar o disminuir la cantidad de dinero destinado al presupuesto participativo en base a cuánta gente se implique en él. Existen tantas posibilidades como pueblos y barrios, pero la idea está clara: que parte del presupuesto depende de la decisión de los vecinos.

Normalmente la implantación de unos presupuestos participativos es un proceso paulatino y lento. Primero se ofertan las opciones más restringidas y poco a poco se van ampliándolas según se vea que la gente va participando. Lo mismo pasa con la cantidad de dinero.

¿Existen precedentes?
Sí, existen numerosos precedentes, unos más avanzados que otros. Allí donde se han implantado han recibido en general una buena acogida por la ciudadanía (aunque también hay casos en los que se ha acabado retirando por falta de participación de la gente). Ya no se trata de algo novedoso (hace más de veinte años de las primeras experiencias modernas), ni siquiera de algo poco común (decenas de municipios enEspaña y por todo el mundo ya cuentan con ellos).

Algunos casos concretos:
-Porto Alegre (Brasil): Fue la primera ciudad que, en 1989, implantó este procedimiento.
-Sevilla, un ejemplo con años de rodaje: Cualquier vecino puede hacer, desde 2003, una propuesta para su barrio. Él será el encargado de defenderla en asamblea (de barrio o de ciudad) frente a los demás vecinos, donde se votará cuál es la más popular. En el proceso de elección de propuestas hay discriminación positiva a favor de los "más desfavorecidos". Finalmente se elegirán unos delegados para quedar al cargo del seguimiento de las propuestas que hayan sido elegidas frente al ayuntamiento. El funcionamiento de las asambleas está reglado por un "autorreglamento", del que éstas mismas se dotan. Existen grupos de voluntarios llamados "grupos motores" que son los encargados de dinamizar el proceso, animando a la gente a participar y explicándoselo todo.
-Otras ciudades en España (ver los enlaces para más información): Getafe, LeganésPaterna, Novelda, Albacete, ElcheCórdoba,...

¿De quién depende que se implanten?
De los ayuntamientos. Es decir, un partido con mayoría en el pleno municipal tiene la capacidad legal como para implantar los presupuestos participativos en su ciudad. No hace falta permiso de ningún poder superior. Obviamente, ayudaría el hecho de que hubiera algún tipo de normativa estatal o autonómica obligando a los ayuntamientos a este tipo de iniciativas de participación ciudadana. Sin embargo, dada la autonomía actual de los ayuntamientos para gestionar sus propios presupuestos, a donde ha de dirigirse esta reivindicación es a los partidos políticos locales.

¿Son viables fuera del ámbito municipal?
Esta es una cuestión compleja. Todos podemos entender si preferimos un parque o un polideportivo, si queremos más policías o más guarderías, una carretera por aquí o una carretera por allá. Sin embargo, la inmensa mayoría de nosotros no tendríamos elementos de juicio suficientes como para decidir sobre cuestiones que escapen a nuestro día a día.
El debate sobre si unos presupuestos participativos se pueden hacer en la práctica a nivel regional o estatal es un dilema parejo a la pregunta de cuáles son los límites de la democracia directa. Ante este interrogante tarde o temprano nos topamos con la realidad: es físicamente imposible decidir sobre todo. Ni tenemos tiempo para votar todo, ni tenemos tiempo para informarnos de todo antes de votar, ni tenemos los conocimientos como para emitir un voto racional sobre todo. Esto no implica que no se podrían hacer bastantes más referéndums de los que se hacen hoy en día (tres en treinta y tres años), simplemente hay que tener en cuenta que cuantos más se hagan menor será la participación en cada uno de ellos (véase para esto el caso suizo).

¿Qué problemas conlleva? Obstaculos a sortear para la implantación y consolidación:

Allí donde se han implantado, podemos ver una serie de patrones comunes, más allá de las particularidades de cada barrio y cada ciudad:

-La implicación ciudadana es progresiva. Empieza siendo bastante escasa, hay que decirlo. Pero está demostrado estadísticamente que cuantos más años están en funcionamiento unos presupuestos participativos más participa la gente (valga la redundancia). Cuesta arrancar, pero cuando la ciudadanía los conoce mejor tiende a considerarlos algo positivo. Además, el nivel de aceptación posterior hacia las medidas adoptadas es mucho mayor, ya que no es lo mismo criticar lo que ha hecho el ayuntamiento que criticar lo que han elegido los vecinos en un proceso en el que has tenido la opción de participar y de intentar convencer a los demás de tu opinión.
-Son caros. A primera vista pudiera parecer que deliberar es algo gratis. Da la impresión de que simplemente hay que ir a un lugar de reunión, debatir las propuestas y votarlas. La realidad es que unos presupuestos participativos requieren de una infraestructura, una planificación y un sistema de asesoramiento muy complejos y, por lo tanto, costosos. No se puede dar a la gente la capacidad de elegir el destino de miles de euros sin un trabajo previo de explicación y concienciación. Esto requiere contratar gente que haga de moderadora de los debates y gente que forme a los moderadores. Hacen falta cursos de formación así como un importante gasto publicitario para que la gente se entere de la existencia y funcionamiento de los presupuestos participativos. Si un ayuntamiento se limita a convocar a la gente tal día a tal hora en el auditorio municipal lo más probable es que los asistentes quepan en las dos primeras filas.
Afortunadamente, una vez pasada la primera fase de promoción y explicación, los costes se hacen menores (aunque nunca dejan de suponer una suma importante de dinero, pues siempre se requiere un mínimo de personal profesional con la capacidad técnica suficiente como para apreciar si un proyecto es viable o no). Una manera de reducir costes es la de sustituir a los animadores, formadores y moderadores del ayuntamiento por vecinos voluntarios.
Aquí es donde podrían entrar asociaciones y movimientos del estilo del 15M. Si la principal excusa de un alcalde para no tomar esta medida es lo costoso de movilizar a la gente, no hay mejor contraargumento que el "nosotros nos encargamos", "nosotros nos encargamos porque llevamos meses preparándonos precisamente para esto: para movilizar a la gente por sus derechos e intereses políticos".
A menudo se han cuestionado la existencia de presupuestos participativos en los que casi valía más dinero su puesta en marcha que la propia partida de dinero a adjudicar. Aunque en una ciudad se consiga implantar los presupuestos participativos, nada garantiza que se vayan a mantener si la gente no participa o si el partido en el gobierno percibe que la gente ha dejado de apoyarlo. Los presupuestos participativos implican una movilización constante de las asociaciones locales.

En definitiva, no se pueden hacer unos presupuestos participativos sin un considerable trabajo logístico detrás. Lo contrario supone su fracaso. No hay que engañar a la gente ocultándole el coste (en esfuerzo y en dinero) de esta medida. No obstante, no es un gasto cualquiera; se trata de una inversión (incluso en popularidad del partido que la implante). Una inversión en implicación ciudadana, en transparencia, en calidad de los servicios, una inversión en democracia.



  • Más información:

martes, 25 de octubre de 2011

El modelo federal de Bélgica. ¿Un referente para España?

ABSTRACT: Bélgica, el país con el récord mundial de días consecutivos sin conseguir formar gobierno después de unas elecciones (más de 500, que no es poco). Bélgica, el país con 5 parlamentos para tres regiones y cuatro áreas lingüísticas. Bélgica, capital a la vez de la Unión Europea (integradora de competencias dispersas) y de la descentralización creativa (sin final a la vista). Bélgica, ese país del que tan poco sabemos, pero que nos puede dar -quizás- algunas pistas sobre cómo podría evolucionar en España el modelo territorial.


Recientemente, acabo de desembarcar en Bélgica para pasar en Bruselas mi próximo año de estudios. Y tras varias semanas he ido conociendo poco a poco la peculiar situación política de este país en el corazón de Europa. Aquí y allá he ido viendo semejanzas y diferencias con la situación política española. Comparaciones que pueden servirnos de reflexión la próxima vez que, viendo el panorama territorial español, nos preguntemos ¿Cómo podría ser España dentro de treinta años?

Antes de nada, el contexto; la Historia:
Los actuales conflictos políticos en Bélgica son el fruto no casual de los siglos. Si bien, lo más destacable se encuentra en los últimos 200 años (si no en los últimos 70).
Bélgica es un Estado joven. No existe sino desde 1830, cuando se independizaron -revolución mediante- de los holandeses. Los belgas habían sido de aquí y de allí, pero nunca independientes hasta esa fecha. Más o menos por esa zona había una tribu celta, en la época de los romanos, llamada los belgas, y de ahí el nombre (aunque no empezaron a usarlo de nuevo hasta el siglo XVIII). Pero realmente su historia es un ir y venir: fueron parte del Imperio Carolingio, de los borgoñones, de diversos príncipes, condes, duques y obispos, del Imperio Español, de los austríacos, de los holandeses en su fase republicana, de los franceses, de los holandeses otra vez pero ahora monárquicos y, finalmente, independientes.
Con el nuevo Estado belga, ya que se ponían, se decidió tener un rey belga, que se trajeron (por qué no) de Alemania. Y hasta la fecha que les dura la dinastía. Sin embargo, parece que el rey no ha servido de mucho de mediador últimamente, teniendo en cuenta las tensiones (políticas, más que nada) entre las distintas comunidades lingüísticas.
Comunidades lingüísticas digo, sí, porque en Bélgica hay tres: los neerlandófonos (también llamados "flamencos", que hablan un dialecto del holandés), los francófonos y los germanófonos.

Pero a todo extranjero que le explican por primera vez el follón de las lenguas y los territorios belgas no le acaba de cuadrar por qué les dio a estas gentes por hacer un país tan complicado en lugar de irse cada comunidad lingüística con su país vecino más afín y ya está (Holanda, Francia y Alemania). Pues todo esto viene de lejos. En realidad, aunque nunca habían sido independientes, los belgas ya llevaban tiempo siendo más o menos un territorio diferenciado. En un principio, los españoles dominaban todos los Países Bajos de entonces (Holanda + Bélgica). Pero la parte norte, los holandeses, se independizaron. Y, desde entonces, ya los belgas, el sur, empezaron a adquirir sentimiento de ser un territorio diferenciado de sus países vecinos.
Para cuando, varias guerras después (y tras pasar por austríacos y franceses), volvieron a ser parte de unos Países Bajos (unificados bajo un rey holandés), los belgas ya no querían saber nada de los holandeses, a los que consideraban extranjeros. ¿Y por qué? Pues en aquella época los holandeses (rey incluido) eran protestantes, mientras que los belgas eran mayoritariamente católicos. Así pues, los belgas que hablaban holandés (los flamencos) pensaban que tenían más en común con los belgas que hablaban francés pero eran católicos que con los holandeses que hablaban más o menos la misma lengua pero que eran protestantes. ¡Cómo han cambiado las cosas!
Y tampoco fue todo fue tan sencillo. Hay que tener en cuenta que el rey de los Países Bajos benefició mucho a las provincias del norte (futura Holanda), lo cual llevó a una curiosísima unión de los católicos/campesinos belgas (recelosos de los protestantes) y los liberales/burgueses belgas (perjudicados económicamente). Todo esto y algún que otro abuso de poder monárquico aquí y allá (deriva autoritaria, censura de la prensa, marginación de los francófonos y germanófonos, etc.) supuso el caldo de cultivo para la Revolución de 1830. Se trata de una revolución en la que poblaciones tan distintas como las referidas se unieron contra el enemigo común: el rey absolutista "extranjero". (¿No os da un aire a nuestro 1812?)
Por supuesto, el sentimiento de identidad belga no fue unánime y hubo ciudades que se pusieron de parte de Holanda durante la revolución que llevó a la independencia. Pero, en general, fue más fuerte el sentimiento anti-extranjeros (de los que los belgas, a esas alturas, estaban bastante hartos) que las posibles diferencias ideomáticas.
Dichas diferencias se hicieron patentes cuando las élites (tanto flamencas como valonas), que hablaban francés por aquella época, se olvidaron al llegar al poder (el rey el primero) de las lenguas regionales  (flamenco, alemán y varios dialectos del francés que había en el sur). Esta marginación (hasta el punto de la prohibición) de todo lo no-francés fue el caldo de cultivo para que, ya en el siglo XX, el nacionalismo flamenco surgiera con fuerza. 
Por otro lado, como guinda del pastel, el nacionalismo flamenco fue fomentado por los nazis durante su ocupación de Bélgica como una manera de controlar mejor el país "premiando" a los que tenían una lengua de origen germánico así como mayor afinidad ideológica. No en vano, las políticas de presos fueron mucho más indulgentes y el colaboracionismo más acentuado en el norte, mientras que en el sur la resistencia fue mayor. Finalmente, el papel de la monarquía fue muy criticado por su pasividad ante la ocupación alemana. Con el fin de la II Guerra Mundial, el país hizo un referéndum para decidir si mantenía la monarquía o no. Venció el sí por un estrecho margen, pero en la región valona el no había sido mayoritario. La monarquía siguió, y esto fue causa de resentimiento entre los francófonos.

El Estado Belga fue centralista hasta la segunda mitad del siglo XX, cuando comenzó un proceso de descentralización que desembocó en el actual federalismo. Aunque la descentralización se ha llevado a múltiples terrenos (sanidad, juventud, deportes, etc.) el motor de todo fue y sigue siendo la lengua. Gracias a este proceso, se ha podido solucionar la marginación histórica a la que estaban sometidas las comunidades no francófonas (a las que se les impedía poder educarse y comunicarse con la Administración en holandés). Sin embargo, detrás de la educación y el fomento de las culturas regionales vinieron el resto de competencias.

En el plano económico, durante los siglos XVIII y XIX la región de Valonia era la más próspera e industrial, por lo que tuvo preeminencia política (aunque también compartió sus recursos con el resto del país). Sin embargo, ahora es al revés, y son los flamencos los que tienen más dinero que los valones (lo cual es un recurrente argumento para los nacionalistas secesionistas flamencos).


El sistema político belga en la actualidad. Para no perderse:

Bélgica es un Estado federal, pero muy particular en su organización. Hay tres regiones con amplias competencias transferidas  a exclusividad (que no compartidas con el Estado, ojo), cada una con su parlamento y su gobierno; así como un parlamento y un gobierno central para las cuestiones consideradas comunes (Hacienda, policía, justicia, ejército, exteriores...). Las regiones son: Flandes (al norte, donde hablan holandés), Bruselas-Capital (en el centro, metida literalmente dentro de Flandes pero con una población que habla tanto flamenco como francés) y Valonia (al sur, donde hablan francés pero al este incluye también la zona germanófona). Flandes y Valonia se subdividen a su vez en provincias y en municipios. Bruselas en "comunas".
Pero, además del gobierno central y de los gobiernos regionales están las llamadas "comunidades lingüísticas", cuyas fronteras no corresponden exactamente con las de las regiones. Así, la comunidad lingüística flamenca es representada por una institución (parlamento y gobierno incluidos) llamada "Federación Flandes-Bruselas" (también llamada Comunidad Flamenca... sí, es un lío); la comunidad francófona tiene una institución análoga llamada "Federación Valonia-Bruselas" y, finalmente, la comunidad germanoparlante tiene otra para ellos solos, pero enmarcada únicamente en una esquina de la región de Valonia. Sin embargo, cada federación y parlamento funciona de forma distinta y con un número diferente de competencias exclusivas (aunque el elemento común son las cuestiones de seguridad social, sanidad, cultura y educación). Así, las instituciones de la Región de Flandes han sido absorbidas por la Federación Flandes-Bruselas; mientras que la región de Valonia y la Federación Valonia-Bruselas permanecen institucionalmente separadas. Esto quiere decir que el parlamento de la Federación F.-B. es votado en Flandes y en Bruselas, decide sobre las cuestiones correspondientes a de la comunidad neerlandófona (igual que la Fed. V.-B.) y, además, decide sobre cuestiones propias de la Región de Flandes (durante cuyas votaciones los diputados elegidos por Bruselas deben abstenerse).

Es a tener en cuenta que Flandes es la que ha ido adquiriendo antes las competencias que el Estado perdía, mientras que Valonia iba a la cola "copiando" lo que hacían los flamencos por aquello de no ser menos que el vecino. En Flandes hay un partido nacionalista independentista (aunque minoritario por el momento), mientras que en Valonia en todo caso lo  que hay es regionalismo, no nacionalismo.

Además de todo esto, existen divisiones específicas de cara a los distritos electorales y los distritos judiciales. Esto ocurre porque hay municipios en Flandes con población francófona y viceversa con Valonia. Por lo tanto, a esas localidades se les deja tener acceso a la justicia en el idioma que prefieran (porque normalmente sólo puedes acceder a la justicia en el idioma de la región). Para las elecciones ocurre lo mismo. En Bélgica por ley todos los partidos son regionales, y sólo puedes votar a los de tu región (es decir, que no hay un "Partido Socialista Belga", sino un partido socialista en cada región que luego, si quieren, se alían en el parlamento estatal. Los distritos electorales permiten a gente de ciertos municipios fronterizos votar a partidos de la región de al lado. Esto ha sido, de hecho, uno de los grandes puntos de fricción política que ha llevado a la situación de parálisis institucional del último año y medio.
Repasemos:
-3 regiones (una la mitad norte del país, otra la mitad sur y Bruselas en medio)= 2 parlamentos y 2 gobiernos (los que corresponderían a Flandes están fusionados con los de la Federación Flandes-Bruselas).
-3 comunidades lingüísticas (Flandes+Bruselas, Valonia+Bruselas y la parte germanófona de Valonia)= 3 parlamentos y 3 gobiernos más.
-1 parlamento y 1 gobierno estatales.
_____________________________
6 parlamentos y 6 gobiernos.


¿Está España condenada a convertirse en Bélgica?

En primer lugar hay que advertir que nuestras circunstancias históricas, políticas, nacionales y lingüísticas son muy distintas a las belgas. Sin embargo, si bien no en el trasfondo sí que hay ciertas similitudes en las dinámicas políticas, en la retórica nacionalista utilizada y en la deriva descentralizadora.
Para un español puede ser difícil entender el problema de los idiomas en Bélgica porque nosotros tenemos una lengua, el castellano, que es hablada en todas las regiones del país y que nos sirve para comunicarnos entre todos. Sin embargo, si bien un gallego habla gallego y castellano, un flamenco no habla necesariamente francés y un valón no habla necesariamente holandés. Esto lleva a situaciones tan surrealistas como que dos personas del mismo país no se puedan comunicar. De hecho, me he encontrado flamencos cuyo francés era peor que el mío.
Por supuesto, en la escuela se enseña la lengua de la otra región, pero se enseña como quien enseña inglés o cualquier otra lengua extranjera. Es decir, un francés que salga del instituto podrá comunicarse en holandés, pero no necesariamente de manera fluida. Y viceversa. Este mutuo desconocimiento es agravado por un aislamiento absoluto entre las distintas comunidades. Los medios de comunicación son o flamencos o francófonos, nunca mixtos ni traducidos. Los partidos políticos o las universidades son o flamencos o francófonos, no belgas. Un ciudadano de una región belga puede encontrar realmente difícil mudarse (digamos, por motivos de trabajo) a la otra región, donde se verá obligado a hablar un idioma que no le hicieron aprender con suficiente ahínco en la escuela. En la práctica esto supone un círculo vicioso de aislamiento entre las dos regiones (con la salvedad de la bilingüe Bruselas); dinámica que solo revierte en el progresivo distanciamiento de ambas comunidades.
Éstas son las consecuencias de una "inmersión lingüística" exitosa. ¿La lograremos nosotros en nuestras Comunidades Autónomas?

Poco importa que al sistema se le llame federal o no. En la práctica la descentralización española es equiparable a la de varios estados federados. La cuestión es si seremos capaces de dotarnos de un sistema territorial (el que sea) capaz de perdurar en el tiempo, sin ceder competencias progresivamente (y sin un final claro a la vista) a unas regiones cada vez más autosuficientes, que no necesariamente más eficientes. El ejemplo belga, con sus muchísimas diferencias a nuestra situación, puede servir como advertencia:
-"Cuidado, los nacionalistas regionales, por definición, no se sacian nunca. Conseguir hoy una cosa no les frena para mañana pedir la siguiente".
-"Cuidado, que por defender los derechos de las distintas comunidades lingüísticas no se pierda la cohesión estatal y, mucho menos, la capacidad de unos y otros de entenderse dentro del mismo país".
-"Cuidado, que la suma por separado de las partes no es igual al total unido. Si no hay partidos estatales (por mucho que haya afinidades ideológicas entre los de un lado y los de otro), no habrá incentivos para llevar a cabo políticas estatales. Si no hay electorados nacionales, no habrá campañas nacionales y quien no baile al son regionalista se quedará fuera de la competición".
-"Cuidado, que el nacionalismo separatista y la ultraderecha van a menudo de la mano, pues ambas son ideas reaccionarias. 
El nacionalismo actual no es sino una de las formas en las que se manifiesta el fracaso del multiculturalismo allí donde esto sucede".
-"Cuidado, que de tanto hablar sobre quién tiene que hacer las cosas... igual se nos olvida hacerlas".

martes, 16 de agosto de 2011

Caos en las calles. Las consecuencias del 'todo vale' de una generación sin referentes

ABSTRACT (RESUMEN): El 13 de agosto de 2011 tuvieron lugar en Londres (y después en otras ciudades) los mayores disturbios que se han visto en décadas en toda Gran Bretaña. Saqueos, incendios, agresiones y hasta asesinatos. Miles de personas campando en una orgía de caos y pillaje que ni las películas post-apocalípticas. Más de 15.000 policías han hecho falta para devolver un tenso orden a las calles en plena capital del reino, en un país supuestamente civilizado y  económicamente mejor que muchos otros. Nadie parece tener la respuesta a la gran pregunta ¿Por qué? ¿Por qué ahí, por qué ahora, por qué semejantes proporciones? ¿Por qué saqueaba gente sin necesidades económicas? ¿Por qué había niños-bien quemando comercios? ¿Qué es lo que no hemos visto en estos años para que tamaño descontrol se nos haya ido de las manos?

  • Los hechos:
Era sábado por la tarde. Unos escasos cientos de personas se manifestaban por la muerte esa semana de Mark Duggan, joven negro (afrocaribeño) de 29 años, durante un tiroteo con la policía. Unos dicen que era un pandillero peligroso, otros hablan de un exceso en la actuación policial. Poco importa eso ya, porque lo que vino después nada tuvo que ver con el origen de todo esto.
Apenas tres horas después, la manifestación se calentó y empezaron los roces con la policía. Nada que no ocurra en un montón de manifestaciones. Tuvieron que acudir los antidisturbios. Pero ya fue tarde. Algo más de dos horas depués, sobre las 23h, los rifi-rafes con la policía habían degenerado en disturbios a gran escala. Autobuses quemados, casas quemadas, comercios saqueados...
Tres días tardó la policía en controlar la situación, todavía cogida con alfileres. Para entonces ya se había extendido a varias ciudades más del país, las pérdidas económicas se cifraban en millones, los heridos por cientos, los detenidos por miles y las vidas segadas en cuatro (todas personas que habían acudido a proteger sus locales y barrios).

  • Los factores:
-Coyunturales: son básicamente dos.
En primer lugar la falta de policía, especialmente durante el primer día de disturbios. Muchos han achacado parte de la culpa -probablemente con acierto- al recorte de efectivos que el gobierno de Cameron le ha hecho a las fuerzas de seguridad. Parece difícil dejar de fijarnos en que los disturbios se han descontrolado precisamente el año en que se ha prescindido de miles de agentes. Pero tampoco es que haya sido la causa.
Otra cuestión es la de la quizás lenta actuación de la policía. Admitámoslo, no se lo esperaban, pero ¡ni ellos ni nadie! En situaciones como ésta, lo más efectivo es un gran (y si es exagerado, mejor) despliegue policial en los primeros momentos. Esto lo que hace es cortar de raíz el problema, no tanto por las personas que se detienen en las calles, sino por las que todavía estaban en sus casas pensándose si salir o no. Una respuesta débil de las autoridades (quizás por no querer ser desproporcionados) al principio de un conflicto, sólo desemboca en que los alborotadores se crezcan, tomen confianza y hagan un efecto llamada. La sociedad debe defenderse. La democracia debe defenderse. Y cuando la defensa es tibia, a los dos días acaban siendo necesarios más efectivos de los que hubieran sido necesarios el primer día para acabar con todo desde su comienzo.
En segundo lugar el uso de las nuevas tecnologías. En especial redes sociales como Facebook o el chat de Blackberry. Parecen haber sido el cauce por el que se han organizado los saqueadores, especialmente su punta de lanza: las bandas de delincuencia organizada. El primer ministro ya ha lanzado un "globo sonda" a la opinión pública a ver qué le parecería que el gobierno pudiera bloquear o restringir este tipo de servicios virtuales. Personalmente, creo que sería inútil (si no han controlado unos dictadores a los informáticos de Túnez y Egipto, menos va a controlar un gobierno democrático a todos los usuarios informáticos del Reino Unido).

-Económicos: Crisis económica, marginación en barrios pobres, jóvenes sin futuro profesional absorbidos por bandas de pandilleros, inmigrantes que no acaban de poder integrarse, racismo latente... Sí, sí, todo esto nos suena. No nos pilla de nuevas y tiene su parte de culpa en todo esto, sin duda. El barrio de Totenham, donde todo empezó, ya vivió disturbios en los 70 y 80. Pero entonces los factores estuvieron más claros: conflictos económico-raciales, roces entre población negra y la policía, barrios conflictivos, etc. Eso no es lo que ha pasado ahora. Quizás por ahí fue la chispa, pero apenas unas horas después del inicio de todo, los disturbios ya nada tenían que ver con su origen (y de hecho, la mayoría de sus víctimas fueron personas humildes y trabajadoras, en gran parte inmigrantes). Hasta los familiares del citado Mark Duggan salieron en los medios intentando calmar a la gente. No lo consiguieron, simplemente, porque los que estaban saqueando tiendas de televisores de plasma no conocían al tal Mark ni les importaba un pimiento.
El año pasado también se vivieron en Londres una serie de protestas contra los recortes sociales... igual que en casi todos los países de Europa. Pudo ser un factor más para caldear el ambiente, pero debemos descartarlo también como causa de todo. Un dato crucial es que gran parte de los asaltantes y saqueadores ni siquiera eran gente en paro o pobre, muchos eran menores de edad que vivían con sus padres o "niños-bien" de familias acomodadas, incluso profesionales con trabajos tales como enfermeras o asistentes sociales... El argumento de unos "saqueos por necesidad económica" también se derrumba. No hay más que ver lo que se robó: ni panes ni harina... fueron teles de plasma, ropa pija y cosas por el estilo. Tampoco se ha podido demostrar que las familias desestructuradas o la pertenencia a bandas sean un factor determinante y excluyente a la hora de que un joven participe o no en los disturbios. Hay algo más detrás de todo esto que no es la reivindicación política, ni la provocación de la policía, ni la marginación social, ni la necesidad económica. Pero... ¿¡qué demonios es!?

-Culturales: Muchos, el primer ministro Cameron a la cabeza, han hablado de la "perdida de valores" como uno de los factores. Entiéndase en un sentido muy amplio.
Hay cuestiones educativas, señaladas por muchos, que critican la falta de disciplina en las aulas, donde la figura del profesor ha perdido la posición de autoridad de la que siempre había gozado; privando a los alumnos de uno de sus primeros referentes en el concepto de jerarquía. En España está pasando lo mismo y deberíamos reaccionar a tiempo con iniciativas como la figura jurídica de "autoridad pública" para los profesores o la concienciación a los padres, que son a menudo los primeros en menoscabar la posición del docente frente a los alumnos. Pero no sólo en la escuela se educa uno. Es la base de toda educación, la de los padres, la que ha fallado principalmente. Niños consentidos se han convertido en adolescentes que hacen lo que quieren porque nadie se les opone en casa. Nunca nadie les dijo "NO", a veces por dejadez paterna o en muchos otros casos, directamente, por ausencia de los padres. ...¿Y cómo van a estar presentes unos padres obligados a jornadas laborales interminables, que casi exclusivamente aparecen por casa para dormir? ¿Podría ser este tipo de factores familiar-económicos un punto común a los saqueadores ingleses, a los que quemaban coches en París o Marsella y a los miembros de bandas juveniles en España o los EEUU?
Como decía en una entrevista el psicólogo Anthony Daniels, "Los niños británicos tienen más posibilidades de tener un televisor en su habitación que un padre viviendo en casa. Un tercio de ellos nunca han comido con otro miembro de su familia en la casa familiar. (...) Son, por lo tanto, radicalmente asociales y profundamente egoístas. Al crecer están destinados no solo al desempleo sino a ser inempleables" Y continúa en otro artículo: "Los disturbios son la apoteosis del Estado de bienestar". (...) "Una población que cree que tiene derecho a altos niveles de consumo con independencia de su esfuerzo personal; y que si no consigue alcanzar esos niveles en comparación con los demás lo percibe como una injusticia. Se ven a sí mismos como despojados, incluso a pesar de que cada uno de sus miembros ha recibido una educación que ha costado 80.000 dólares, por la que ni él ni probablemente ningún miembro de su familia ha hecho mucho por contribuir. E incluso si fuera capaz de reconocer eso, no significa que vaya a mostrarse agradecido, porque la dependencia no crea agradecimiento. Al contrario: simplemente sentiría que las subvenciones no son suficientes para permitirle vivir como quisiera".
Hay también cuestiones morales. O más bien de falta de moral. Buena parte de la masa adolescente (y no tan adolescente) de hoy en día se ha anclado en una especie de nihilismo despectivo con todo. No se trata de una crítica racional al sistema, sino del mero pasotismo, de falta de identificación con la sociedad que les rodea. Es parte de la idea de "generación ni-ni". Gentes que se han criado teniéndolo todo, sin esforzarse por nada y que, ante las negras perspectivas de futuro del panorama laboral, se ven si cabe menos motivadas a buscar una salida a su situación. Gentes que han perdido valores y conceptos como los de comunidad, ciudadanía o esfuerzo personal. Gentes que no tienen nada que perder.. o mejor dicho, que se creen que no tienen nada que perder. Que interiorizan, a la vista de la corrupción de sus dirigentes y del alarmismo de la prensa sensacionalista, que los delitos nunca se acaba pagando, que uno puede hacer 'lo que quiera'. Y lo que es peor: que tiene derecho, al menos moralmente, a hacerlo. El famoso "hooligan" inglés ha dado un salto cualitativo, pero nada que no pueda reproducirse en nuestro país... Pensemos por ejemplo en los casos de  niñatos de familia acomodada que se dedican a asesinar mendigos por pura 'diversión'.

Pero todo lo anterior se ve reforzado por el patrón cultural y económico dominante en nuestros días: la sociedad de consumo. La expansión del pensamiento económico ha llegado a ámbitos de la vida antes libres de tal injerencia. El bombardeo publicitario es incansable y quizás nosotros, la segunda generación de la sociedad de consumo y la cultura de la televisión, estemos empezando a interiorizar sus efectos. Las técnicas de márketing nos han vendido durante años que podíamos ser más felices teniendo esto y aquello, poniéndonos tal artículo o comprando lo de más allá... El problema es que, tarde o temprano, la realidad acaba por recordarnos que tal producto no nos está haciendo felices porque siempre habrá otro más caro o más nuevo que no estaremos teniendo. Dicho momento ha llegado, quizás, con la crisis: nos hemos dado cuenta de que no tenemos todo aquello que nos han hecho querer tener. Y lo que es peor, hemos empezado a temer que nunca lo tendremos. La sociedad de consumo se basa en aguantar las injusticias sociales o la infelicidad actual bajo la promesa de una posible felicidad futura. Pero... ¿qué pasa cuando, de repente, una generación entera se da cuenta de que, probablemente, nunca cumplirá los sueños para los que la publicidad nos ha programado? Frustración. Desengaño. Ira.
Finalmente, algunos han apuntado a un tema peliagudo, el Estado del Bienestar. La teoría, que huele a interesada, artificial y casualmente "oportuna"... no deja de tener su sentido. En países como Reino Unido, muchas familias viven durante años (a veces generaciones) exclusivamente de los generosos subsidios sociales. La idea es la siguiente: hay una generación que ha crecido sin ver jamás a ninguno de sus padres ir a trabajar. Una generación que cree que tiene derecho a todo porque sí, por la costumbre de recibir gratis, sin darse cuenta de lo que cuesta ganarse las cosas. Que los billetes crecen en los árboles, valga la expresión.
No debemos dejar que nos confundan quienes asocian prestaciones sociales con vagancia o quienes ven un fomento de la improductividad donde simplemente hay solidaridad con quien padece desigualdades sociales. No obstante, también puede ser sano reflexionar sobre cuáles han de ser los límites de algunas subvenciones, especialmente si a lo mejor resulta que no están cumpliendo la finalidad para la que se destinaron.

-Sociológicos: Podríamos encontrar un principio de explicación a los robos masivos en lo anteriormente explicado. Pero... ¿y a la quema de manzanas enteras de casas? ¿Y a la violencia desatada? ¿Y al sentimiento de impunidad? ¿Y al relativismo moral del "todo vale"? Numerosos sociólogos apuntan ya a los disturbios como un caso de "comportamientos de masa", algo más allá de un mero problema de delincuencia.
Esto me recuerda a experimentos como el de La cárcel de Standford o el de Milgram (comentados en mi anterior entrada "Política y Punset", una selección de enlaces a documentales del programa "Redes"). Dichos experimentos demostraban como personas normales y 'buenas' eran capaces de atrocidades cuando el contexto social era propicio. Ya fuera por presión de grupo o por confianza ciega en un superior, el caso es que la voluntad y razocinio independiente de los participantes en el experimento se demostró casi nula.
En casos de disturbios graves como los de Inglaterra o los de Francia en 2005 todo puede comenzar en bandas criminales o en turbas enfervorecidas por la marginación social respectivamente, añadiéndose a posteriori el resto de la gente en un efecto 'bola de nieve'.
A menudo la gente hace lo que hace simple y llanamente porque puede, porque es fácil, porque se lo ordenan, o porque todos los demás lo están haciendo. El poder de atracción de la masa (en el sentido sociológico) es mayor de lo que somos conscientes. Que una persona no se haya dejado llevar por el bandalismo colectivo en toda su vida no quiere decir que no sea capaz de ello si el vacío de autoridad y el contexto social son propicios. Sin esas herramientas y sin una personalidad fuerte, no somos sino veletas en manos de las circunstancias que nos rodeen.
  • El resumen:
En cuanto a las causas de la crisis, mi conclusión es que no se pueden reducir a una, ni a dos ni a tres. Se trata de un fenómeno sociológico muy complejo, suma de miles de historias personales cada una distinta de la anterior. Pero sí que podemos intuir ciertos patrones económicos, educativos, culturales y sociológicos. Un buen resumen podrían ser las palabras que dijo Cameron estos días:
"Los niños sin padres, las escuelas sin disciplina, la recompensa sin esfuerzo, el crimen sin castigo, los derechos sin responsabilidades, las comunidades sin control...", han llegado a un punto donde la irresponsabilidad y el egoísmo llevan a las personas a comportarse "como si sus decisiones no tuvieran consecuencias".

Todo hay que decirlo, los saqueadores son una pequeña minoría de la población. La mayoría de la gente ve todo esto con incredulidad e indignación, la mayoría está con la policía, con los dueños de casas y comercios quemados, con las patrullas ciudadanas que espontáneamente se han reunido para limpiar las calles arrasadas... Pero sin duda se enfrentan a una minoría cada vez más numerosa, más segura de sí misma y menos preocupada por las consecuencias de sus actos.

  • Las consecuencias:
Antes de nada, una inquietante reflexión: No puedo evitar acordarme de un curioso documental, basado en el libro homónimo de Naomi Klein, llamado "La doctrina del Shock" (de 2009, comentado en mi entrada sobre cine político). Este documental trata de establecer una relación entre hechos dramáticos como guerras, represión, crisis económica o desastres naturales y la implantación de nuevas medidas económicas aprovechando la distracción que estas catástrofes provocan en la opinión pública [enlace al vídeo]. Aciertos y divagaciones del documental aparte, no hay duda esta es una época muy "golosa" para gobiernos que quieran tomar medidas impopulares en el Reino Unido. No tiene más que presentar la medida a implantar como una solución a los disturbios. La población, atemorizada y confusa ante un fenómeno tan inesperado, tragará con lo que sea, en su deseo de retomar la calma. No soy adivino, pero sin duda hay temas sensibles a ser utilizados en este sentido: la restricción y control de las redes sociales en internet, los recortes en prestaciones sociales, el uso de cámaras en lugares públicos (en lo que Londres es el número uno mundial), reformas penales, reformas de la educación, etc.

Más allá de lo material y de las consecuencias económicas, Gran Bretaña sin duda va a entrar en un periodo de reflexión y autocrítica. Temas tabú como el de ciertos subsidios sociales saldrán a debate igual que ya lo ha hecho el asunto del control de las redes sociales. Cuestiones como la educación y la falta de un futuro para los jóvenes deberán ser revisados en profundidad si no queremos perder otra vez la oportunidad de cambiar aquello que no funciona. La sociedad de consumo, me temo, seguirá con su avance implacable; corrompiendo las mentes de todos nosotros, prometiéndonos lo que no podemos tener y despreciando lo que ya tenemos. Por lo menos, la policía ya no se tomará como un asunto menor la aparición de desórdenes públicos en las ciudades. En cualquier caso, este es un tema todavía candente y del que aún hará falta distanciarse en el tiempo para comprenderlo de una manera más clara.
No es fácil cambiar la mentalidad de buena parte de una generación. Ni tampoco rápido. Sin embargo, todos nosotros: jóvenes, padres y ciudadanos de toda condición somos responsables de lo que pase de aquí en adelante. Ningún país está a salvo de disturbios. Los ingleses fueron los primeros, pero el caldo de cultivo que nutrió sus saqueos no nos es ajeno. Por falta de masas juveniles, apáticas, egoístas, irresponsables y criadas en casas vacías no será. Pero por falta de gente con espíritu de ciudadanía que les haga frente, tampoco.

domingo, 14 de agosto de 2011

A favor de la Jornada Mundial de la Juventud (Católica) en Madrid

ABSTRACT (RESUMEN): Del 16 al 21 de Agosto de 2011 tendrá lugar en Madrid la llamada Jornada Mundial de la Juventud (de la que es católica, se entiende). Múltiples voces se han posicionado en contra de la colaboración y facilidades que las autoridades han prestado a esta semana de actividades católicas que incluye la visita del Papa a la capital española. Múltiples asociaciones laicistas han convocado una serie de manifestaciones (con el apoyo de una parte del 15M madrileño). En este artículo mostraré por qué yo, siendo ateo, estoy en contra de esa manifestación y a favor de la JMJ.
Antes de nada, los datos*:
*(consultables en múltiples fuentes, por ejemplo, El Mundo, 13/08/2011, pags 8 y 9).

-¿Cuánta gente acudirá? Se calcula que cerca de un millón de personas acudirá a esta semana de actividades religiosas. 450.000 personas ya están inscritas oficialmente, y se esperan muchas más (que simplemente no se hayan inscrito por vivir ya cerca de Madrid).

-¿Cuánto cuesta? Según la JMJ, a ellos les va a costar 50,5 millones de euros.

-¿Cómo se financia? El 70% de ese dinero se ha cubierto con las inscripciones de los peregrinos. Una pequeña parte por donativos y la tienda de regalos. El casi 30% restante con el patrocinio de empresas privadas, mediante donaciones voluntarias pero que son desgravables a Hacienda. Esto último significa que hasta un 80% de lo que estas empresas donen a la JMJ en realidad lo está pagando el contribuyente (pues es dinero que está dejando de percibir Hacienda). ¿Por qué se puede hacer esto? Pues porque el Gobierno (el de Zapatero) declaró a la JMJ como "acontecimiento de excepcional interés público".

-¿Qué pone la Administración Pública? Además de las citadas desgravaciones y la cesión de espacios públicos (como lo hace con un montón de organizaciones de todo tipo, incluso con muchas que no tienen ni la décima parte de participantes e interesados): La seguridad (como en cualquier evento público que se haga), la decoración (flores, luces y cosas así), parte del alojamiento (la Comunidad ha cedido colegios y polideportivos públicos; igual que se hace en todos los pueblos para actividades lúdicas o cursos de verano) y un bono de transporte con precio rebajado para los peregrinos. Eso en Madrid, porque cientos de municipios de toda España han acogido, cada uno a su manera, a grupos de decenas (o miles) de participantes. Por lo demás, los 30.000 voluntarios del la JMJ se encargan de la organización, limpieza de los locales cedidos y demás cuestiones prácticas.

¿Qué critica la manifestación?
Oficialmente la manifestación del día 17 de Agosto critica las costes indirectos que la JMJ supone a las arcas públicas, unos 100 millones de euros según los convocantes. Se argumenta que la visita del Papa es pastoral y no de Jefe de Estado (aunque hay que decir que se entrevistará también con numerosas autoridades españolas durante esos días) y por tanto  el viaje debe financiárselo el Vaticano con sus propios fondos (aunque, técnicamente, eso es exactamente lo que está haciendo). Está convocada por asociaciones como Europa Laica, Redes Cristianas (cristianos críticos con ciertas prácticas de la Iglesia) y AMALIzquierda Unida se suma a la protesta y el PSOE madrileño también ha lanzado críticas a los gastos que produce la visita.
La manifestación sigue la estela de otras similares como la de la última Semana Santa o como la que tuvo lugar con la visita de Benedicto XVI a España el año pasado con motivo del año santo Xacobeo. Movilizaciones, dicho sea de paso, con bastante escaso seguimiento. La excusa son los costes de la visita papal, pero en el fondo no es sino una oportunidad para visibilizar sus reivindicaciones de laicidad del Estado y crítica de las doctrinas morales de la Iglesia, 'tomando prestada' la atención que los medios prestan a la JMJ. Resumiendo, es básicamente una manifestación contra la Iglesia Católica y sus posicionamientos ideológicos (que yo no comparto y tampoco es el tema de esta entrada), pero bajo la justificación del asunto de la financiación pública de las jornadas (el nombre que ellos dan a lo que en realidad son gastos indirectos).
Eso sí, también hay que decir que esta manifestación es perfectamente legítima mientra no suponga una alteración del orden público. [Lo digo porque algunos de sus detractores querían prohibirla en esas fechas o trasladarla a otra zona de Madrid distinta de la prevista por los organizadores. Finalmente la manifestación se hará por donde estaba pensado que lo hiciera].

¿Qué obtienen Madrid y España a cambio de esas prestaciones?
-Dinero: Se ha calculado en 100 millones de euros el dinero que ganará Madrid con la visita (más lo que obtengan las demás ciudades que también han recibido gente). Principalmente los obtendrá en turismo y todo lo que ello conlleva (hostelería [aunque no se ha conseguido el lleno], restauración, entradas a museos, souvenirs, etc.) ya que, mientras esperan la visita del papa (algunos durante más de dos semanas), cientos de miles de turistas ¡tendrán que estar entretenidos en algo! Además, recordemos que esos 50 millones que la Iglesia ha recaudado no "se los lleva", los gasta, y eso quiere decir que son 50 millones que se van a quedar en empresas y comercios españoles.
-Publicidad: Madrid y España estarán en telediarios del todo el mundo gracias a la visita del Papa, hablarán de las actividades turísticas de los peregrinos y mostrarán nuestras ciudades. En el fondo el efecto publicitario de todos los grandes eventos es más o menos igual de efectivo: igual de buena es la publicidad por unos Juegos Olímpicos, una Fórmula Uno, un Mundial de Fútbol, un gran festival de música o una visita del Papa; el caso es salir en los medios internacionales. Un ejemplo claro: El viernes 19 hay una procesión por el centro de Madrid con una selección de los mejores pasos de Semana Santa de toda España. Una oportunidad única de mostrar la riqueza de nuestro patrimonio histórico-artístico, animando a futuros turistas a que lo visiten. Yo, si estuviera en Madrid esos días, no me perdería tamaña exposición escultórica gratuita al aire libre.

¿Atenta la JMJ contra la aconfesionalidad del Estado Español?
No, ya que un Estado aconfesional tiene que no dar prioridad a ninguna confesión religiosa. Esto es perfectamente compatible con la "cooperación" del Estado con las distintas confesiones (artículo 16 de la Constitución de 1978). Es decir, si un millón de judíos o de musulmanes fueran a venir a Madrid junto con el Jefe de Estado de Israel o de un país islámico, pues se les daría el mismo trato (proveer de policía, espacios públicos, alojamiento y facilidades de transporte para fomentar que viniesen cuantos más turistas mejor, etc.). Los recursos se destinan por el número de asistentes, no por la finalidad de las jornadas.

Dichos los datos... ¿hace falta explicar el por qué de mi opinión? Pues es sencilla: la visita sale a cuenta. Los ingresos que genera superan a los gastos indirectos. Y aún si no se les diese las ayudas más polémica (la desgravación a las empresas donantes, el bono transporte reducido y el alojamiento en locales públicos) todo lo demás sería incontestable pues son aplicables a cualquier otro evento de similares características (cesión de espacios públicos para sus actividades, recibimiento de Jefe de Estado para el Papa, servicios de seguridad y ambulancias, etc.).

Finalmente, me remito a algunas de las declaraciones de uno de los organizadores de la JMJ: "Esto es como si una persona decide convocar una fiesta en su casa y pide cinco euros a cada uno; si la convocatoria es un éxito increíble ya tiene 5.000 euros. Entonces viene el vecino y dice: 'no te los gastes en una fiesta, haz algo por la comunidad'" (...) "la vía pública es de todos y la puede usar todo el mundo, incluidos los católicos" (...) Y se pregunta: "¿Cuánto pagamos nosotros por la manifestación del Basta Ya? ¿A la Asociación de Víctimas se les cobró el uso de la Gran Vía, el Paseo de Recoletos? ... ¡Espero que no!" Siguiendo con la comparación con otros actos privados en lugares públicos, De la Cierva reconoce que cuando el Real Madrid celebra sus victorias en la Plaza de Cibeles, a él, que es del Atlético, le molesta, pero no va a protestar.


PD. Pero no todas las actividades que realiza la Iglesia Católica con ayudas públicas son tan beneficiosas o legítimas. Atentos a mi próxima entrada: "Laicidad y aconfesionalidad. Alternativas para el futuro de las relaciones Iglesia-Estado".

PD.2. A día 17 tuvo lugar la "marcha laicista", en la que acabaron habiendo enfrentamientos con la policía (heridos y detenidos incluidos) e insultos entre pro-papa y anti-papa (más bien de los segundos, entre los que un grupo de radicales se dedicó a echar -literalmente, a empujones y amenazas- de la Plaza de Sol a todos los peregrinos que casualmente andaban por allí). Lamentable manera de acabar una manifestación que podría haber sumado a muchos y que ha terminado causando rechazo a quienes la podrían haber apoyado. Como laicista, creo que se puede reivindicar un estado más laico sin estar en contra de unas jornadas que traen más dinero del que cuestan; pero sobretodo sin necesidad de insultar a los católicos, sin burlarse en su cara de sus creencias y sin entrar en crispaciones viscerales, más bien propias de otras épocas más funestas. 

viernes, 5 de agosto de 2011

Falacias: el mejor amigo de la manipulación. Cómo nos embaucan los populistas (y cómo evitarlo).

ABSTRACT (RESUMEN): Esta entrada quiere servir de introducción al mundo de las falacias. Las falacias son errores de razonamiento, engaños con apariencia de sentido común. Son las técnicas que utilizan los populistas para que no nos demos cuenta de la falta de lógica de sus argumentos ...pero también las usamos en nuestro día a día. En este artículo se hará una selección de las falacias más comunes, para evitarlas en nuestra propia argumentación y para poder detectarlas en la de quien nos quiera vender la moto.

Hace dos milenios y medio, los griegos ya tenían un nombre para quienes mezclaban oratoria con populismo para lograr sus fines: eran los sofistas. Aunque en su origen el término se usaba de otra manera, hoy en día sofista es aquel que consigue convencer o influenciar a los demás mediante la palabra; pero no mediante argumentos de peso y datos contrastables, sino mediante la elocuencia y el control de las emociones ajenas.

En una democracia los ciudadanos elegimos. Pero ¿hasta qué punto nuestra decisión se basa en argumentos de peso y no en las trampas que los sofistas nos tienden a cada paso? ¿Cómo se supone que vamos a defender nuestros intereses si nuestro conocimiento de la realidad es cada día menguado por quienes "simplemente hablan muy bien"? Sin duda, la falta de formación específica en oratoria, debate y razonamiento lógico son el primer punto a su favor. Quien conoce los ardides de la oratoria puede utilizarlos para bien o para mal... Eso depende de cada uno. Pero si todos los ciudadanos conociéramos las falacias más básicas, de la noche a la mañana los políticos dejarían de convencernos de cualquier mentira con tanta facilidad, dejarían de sacarnos el voto sin sacar antes, al menos, una buena razón para ello. La base de la democracia de calidad -instituciones aparte- es una ciudadanía informada y capaz de evitar el engaño. Cuanto más fácil sea colárnosla con palabras bonitas, menos se esforzarán nuestros dirigentes por hacer las cosas bien de verdad.

Finalmente, tres advertencias:
-1ª: En el 99,99% de cualquier conversación política que dure más de quince minutos alguien acabará utilizando alguna falacia. Algunas personas, incluso, usarán casi exclusivamente argumentos falaces. Esto es así desde la barra de un bar a los debates electorales entre candidatos. En la mayoría de los casos lo hacemos inconscientemente, sin ánimo de engañar; de hecho algunas son reacciones psicológicas naturales, determinadas por la evolución o las emociones. Hasta tal punto tenemos interiorizadas algunas falacias. Incluso conociendo un tipo de falacia a veces podemos utilizarla o que la utilicen contra nosotros sin darnos cuenta. Es una cuestión de práctica el detectarlas e identificarlas. Afortunadamente no nos faltarán ocasiones para practicar: no hay más que encender el telediario o conversar de política con los amigos para empezar a encontrar ejemplos uno tras otro. 
-2ª: Un argumento que incluya una falacia nunca podrá ser válido para probar nada. Esto no quita para que lo dicho no pueda ser un "indicio" o algo "de sentido común". Tampoco debemos volvernos locos evitando absolutamente cualquier principio de falacia, pues las conversaciones no son fórmulas matemáticas, libres de emociones y percepciones irracionales. Simplemente recordemos que un indicio no demuestra nada por sí solo. Y, muchas veces, la del sentido común no es sino la apariencia que el sofista le da, artificialmente, a sus argumentos.
-3ª: Algunas falacias no son sino el abuso de técnicas de oratoria en principio honestas. No está mal apoyarnos en fuentes de autoridad, simplificar un poco el debate para que el público lo entienda, denunciar la hipocresía de nuestros rivales, rodear las afirmaciones polémicas de afirmaciones ampliamente aceptadas o ejemplificar nuestros argumentos en vivencias personales. Sin embargo, no tenemos que perder de vista que estas técnicas podrán ser útiles como maneras de hacer nuestro mensaje más eficaz, pero no son argumentaciones en sí mismas ni contribuyen a demostrar que tengamos razón.

Algunas de las falacias más comunes:
*Muchas de estas falacias están relacionadas o se parecen unas a otras. Pero, como les decía hace poco a mis alumnos de un curso de oratoria y debate, es mejor conocerlas por separado y de antemano para poder atacarlas automáticamente. A menudo, sólo con el sentido común podemos darnos cuenta de que algo no nos cuadra en el discurso de alguien. Sin embargo, en un debate, no vamos a tener precisamente todo el tiempo del mundo para pararnos a pensar exactamente qué era lo que nos chirriaba de lo que el otro ha dicho (y menos aún cómo denunciarlo ante terceras personas que nos estén escuchando).

-Ataque personal [O "ad hominem", en latín, que es como se la conoce a esta falacia desde la antigüedad]: se trata de criticar al adversario en lugar de sus argumentos. La idea es "por ser esta persona como es, no hay que hacerle caso a nada de lo que diga". Se trata de desviar la atención de los verdaderos argumentos para no entrar realmente a discutirlos. Los ejemplos son inagotables: "tú qué sabrás, eres muy joven"; "la gente que simpatiza con ese partido sólo puede decir tonterías"; "los viejos nunca lo entenderéis"; "la profesora no tiene ni idea, ella no tiene hijos"; etc.
-Falacia de autoridad: "porque él lo dice, debe ser verdad". Citar a alguien que sea una eminencia es un apoyo a unos argumentos, pero no puede sustituirlos (pues ni el más sabio está libre de errores o de ser malinterpretado).
-Sofisma populista: "la opinión de la mayoría es la verdadera", "si tanta gente lo piensa será por algo". Nuevamente puede ser un indicio, pero nunca una prueba. Puede ser que la totalidad del planeta sea de una opinión salvo por una persona, que sea de la contraria... y que esa solitaria persona sea la que tenía razón (véase el caso, por ejemplo, de Galileo).
-Argumento desde la falacia: Aunque un argumento sea falaz por el razonamiento que ha seguido, la conclusión puede ser fortuitamente correcta. Por ejemplo: un político puede inventarse completamente una acusación de corrupción contra su rival, demostrarse que esa acusación era inventada y, más tarde, resultar que realmente era corrupto (aunque el primer político no lo sabía y sólo quería perjudicar su imagen). El político corrupto podría utilizar esta falacia para hacer creer a la gente que, puesto que la primera acusación fue falsa, la segunda también lo es.
-"Post hoc ergo propter hoc" ("Después de y, por lo tanto, como consecuencia"): Por ejemplo: este atentado ocurrió la misma semana en la que el presidente hizo aquellas declaraciones (cuando el atentado lo tenían pensado hacer de todas formas desde mucho tiempo atrás).
-"El opuesto/contrario a algo falaz/malo es algo correcto/bueno". Ésta es una falacia muy usada tanto por el juego de partidos bipartidista como por los extremistas. Su objetivo es simplificar situaciones complejas e ignorar la posibilidad de que las dos opciones sean buenas/ciertas o las dos sean malas/falsas. Ejemplos: "El PSOE ha gestionado mal la economía, luego el PP lo hará mejor". "Los fascistas en España querían una dictadura, luego los comunistas querían una democracia". "Se ha demostrado que esa persona ha mentido, luego su oponente decía la verdad". "Los israelíes matan a inocentes, luego los palestinos luchan limpiamente (y viceversa)".

*Una variante de esta falacia es la de que "el oponente de alguien que se equivoca, tiene razón". Como ejemplo de este engaño valga el siguiente fragmento de la película "Gracias por fumar" (comentada en mi anterior entrada sobre cine político): [ver en youtube].
-Muestras sesgadas. Esto ocurre sobretodo en los sondeos, en los que se elige a gente de una zona o de unas características concretas y no representativas del total de la población.
-Generalizaciones (prejuicios, tópicos...): Las hay por deducción ("Puesto que los alemanes tienen fama de trabajadores, deduzco que su jornada laboral será más dura"), por inducción ("Como todas las personas con las que hablé ayer opinaron igual, deduzco que la población apoya mayoritariamente tal medida"), por uso del ejemplo como prueba ("¿Que todos los inmigrantes no son gente problemática?, pues yo tengo un vecino que...") y por probabilidad ("Si un dado ha salido cinco veces par, lo más probable es que la sexta vez salga impar" o "nadie compraría para la lotería los números que ya salieron la semana anterior, es imposible que toquen dos veces"; en ambos casos la probabilidad es exactamente la misma sin importar el número de veces que se intente o de los resultados obtenidos).
-Verdades a medias: Dicen que la mejor manera de mentir es introducir partes de verdad que rodeen la falsedad. Ejemplo: "El Frente Popular ganó unas elecciones libres, en un país con una constitución democrática, luego la mayoría de la gente que luchaba en el Frente Popular en la guerra civil luchaba por la democracia representativa contra una dictadura autoritaria" (Cuando en realidad en el bando republicano se luchaba, básicamente, por la revolución comunista o por la revolución anarquista, ambas enemigas de la democracia liberal).
-Vivencias personales: A menudo nos dejamos convencer más por una conmovedora historia personal que nos cuenten (o que hayamos vivido nosotros mismos) que por la realidad objetiva. Ejemplo: "¿Viste las noticias? ¡Qué horrible crimen! Las calles son muy inseguras hoy en día" (cuando en realidad la criminalidad ha descendido ese año).
-Falso dilema: Limitar a un número (2, por ej.) las opciones cuando en realidad hay más. Ejemplo: "O estás con nosotros o estás con ellos" (cuando a lo mejor tú estás con un tercero). Otra variante es: Limitar a 2 las opciones cuando éstas no son sino los extremos de una gradación de posibilidades. Ejemplos: Un extremista de derechas dirá "hay dos opciones, o una represión fuerte o el caos". El extremista de izquierdas dirá "hay dos opciones, o la revolución socialista o la esclavitud". Ambos incurren en un falso dilema, pues puede evitarse el caos sin necesidad de sangrientas represiones y se puede acabar con la esclavitud sin pasar por una revolución socialista.
-Falacia del punto medio (como el más cercano a la verdad): A veces en una discusión uno tiene toda la razón y el otro ninguna. A veces ninguno tiene la razón absoluta, pero uno sí que está más equivocado que el otro. Así de simple.
-Confundir correlación con causalidad: que dos circunstancias se den a la vez no demuestra que una sea consecuencia de la otra. Por ejemplo: Durante los años en los que gobernó Aznar coincidió que la economía española creció. Quizás haya causalidad o quizás no, pero la mera correlación no es prueba suficiente para afirmarlo.
-Falacia de la causa única (cuando en realidad hay varias). Esta simplificación de una realidad compleja hace que el sofista consiga que nos fijemos en los factores que a él le interesan. Ejemplo: Tras la crisis de 2008 en España, el gobierno dirá: se debe básicamente a la quiebra de bancos americanos. La oposición dirá: se debe básicamente a la mala gestión del gobierno. Ambos serían falaces. Relacionada con esta falacia, encontramos la de "la causalidad infinita", intentando enlazar dos ideas lejanas ignorando multitud de factores intermedios (quizás más importantes). Ejemplo: "la guerra civil española tiene tiene como causa la Guerra del Rif, que a su vez causó malestar en los civiles y el ejército, que a su vez causaron...".
-Falacia de las muchas preguntas: plantea una pregunta que incluye afirmaciones, por lo que responder "sí" o "no" ya implica aceptar esas afirmaciones. Ejemplo: "¿Todavía pegas a tu esposa?" (Si no cuestionas la propia pregunta, tanto si dices sí como si dices no: ¡estás perdido!). O también: "Vosotros los del PP, ¿Todavía apoyáis el franquismo, o ya no?" (cuando dicho partido nunca lo ha apoyado).
-Conclusión irrelevante, refutación ignorante o eludir la cuestión: Un clásico de las conversaciones de taberna. Consiste en utilizar un argumento que puede ser cierto, pero que no tiene nada que ver con el tema que se está tratando. Es el conocido "saltar de tema". Ejemplo: "-Este gobernante ha hecho un buen trabajo en seguridad pública. -Sí, sí... ¿pero qué me dices de cómo están las carreteras?".
-Falacia "del francotirador": Esta falacia es como un francotirador que dispara al azar y luego pinta dianas alrededor de donde han dado las balas diciendo "le he dado justo en el centro". Es decir, construir una teoría o un razonamiento para justificar una conclusión de la que ya estábamos convencidos previamente. También ocurre cuando inventamos definiciones "ad hoc", es decir, únicamente para usarlas con el sentido que a nosotros nos interesa. Ejemplo: Hay quien quiere ver en ciertos sucesos internacionales una poderosa conspiración orquestada por sociedades secretas y servicios de espionaje (cuando a lo mejor, simplemente son hechos cuya única relación entre sí es la que a nosotros se nos ha ocurrido). Está científicamente demostrado que el ser humano no procesa bien el concepto "azar" y tiende a agrupar todo en patrones lógicos. Esto nos ha llevado a crear las más disparatadas teorías y supersticiones.
-"Y tú también": Es un tipo de ataque personal. Se basa en querer demostrar la falsedad de una premisa mediante la hipocresía de quien la enuncia (al estilo de "mira quién habló"). Ejemplo: Pongamos que un político es justamente acusado de ser un derrochador; si luego acusa a su rival de derrochador, éste segundo usará la falacia "¿y tú qué?" para querer desautorizarlo (cuando a lo mejor, ambas acusaciones son igual de ciertas y el primer político podrá ser un hipócrita... pero decía la verdad).
-Falacia de la ignorancia: ante dos opciones, afirmar algo por el hecho de que no se pueda demostrar su contrario. Ejemplo: "-¿Puede demostrarse que esa persona es inocente? -No. -Luego es culpable". Esta falacia es muy citada también en temas de teología.
-Falacia "del hombre de paja": Es como quien ataca a un espantapájaros simplemente porque es más fácil que atacar a un hombre de verdad. Consiste en exagerar la postura del contrario y entonces criticar dicha exageración. Si tiene suerte, el sofista conseguirá aparentar que te derrota sin realmente haber rebatido tu posición o, peor aún, tú reaccionarás refutando su crítica y acabará pareciendo que lo que haces es defender esa postura exagerada en la que tú, realmente, no crees. Otro clásico de las conversaciones de andar por casa ...y de andar por el Congreso. Por ej. "-Creo que el aborto es un crimen. -Tú lo que pasa es que te crees todo lo que la Iglesia dice, y ellos nunca piensan en la gente con problemas. -Pero la Iglesia sí que ayuda a mucha gente que..." Da igual cómo siga el debate, la segunda persona ha conseguido que se hable de si la Iglesia es buena o mala, no de si el aborto lo es.

PD. Esta lista está sujeta a ampliaciones y sujerencias.

*Más información:
En internet podemos encontrar muchísima información extra sobre el tema. Con sólo poner "falacias" en google ya tenemos para empezar. Algunos enlaces interesantes son los siguientes:
-Entrada correspondiente en Wikipedia: [enlace]
-Diccionarios de falacias (vienen bien explicadas de manera más extensa, están las de este artículo y muchas más, incluyendo más ejemplos prácticos): [enlace al 1º] [enlace al 2º] [enlace al 3º] [enlace al 4º]
-A menudo se asocian las listas de falacias con las críticas a los dogmas de religión [ejemplo 1º] [ejemplo 2º] sin embargo, los tipos de falacias son abstractos. Un tipo de falacia se puede utilizar para defender una cosa y su contraria.