"Cuando los ciudadanos se desentienden de la política...
...pueden llegar al poder políticos que se desentiendan de los ciudadanos".

domingo, 20 de mayo de 2012

Cuidado con los eurófobos que van de salvadores.


ABSTRACT (RESUMEN): Últimamente circula por la web un vídeo de un europarlamentario euroescéptico que en un supuesto alarde de sinceridad arremete contra todo lo habido y por haber en la Unión Europea. Pues bien, lejos de deslumbrado por su (muy buena) oratoria, quisiera desmontar, punto por punto; por qué lo califico abiertamente de demagogia. Juzguen ustedes.



Nigel Farage es un político británico. Lidera el Partido de la Independencia del Reino Unido (UKIP), partido político de derechas, nacionalista y anti-europeo (está en el eurogrupo parlamentario EFD, junto con la extrema derecha italiana [Liga Norte], la finlandesa [Los Verdaderos Finlandeses] y algunas más) con representación institucional, sobre todo en el Parlamento Europeo, que aboga por la separación del Reino Unido de la Unión Europea.

DEMAGOGIA. Ese es el comentario que me merece esta intervención. Por las siguientes razones:

1. En primer lugar este eurodiputado no dice lo que dice por casualidad o por "un alarde de sinceridad". Sino que suelta todo el discurso eurófobo que su partido viene defendiendo desde su fundación. Es un discurso muy viejo y bien preparado para captar votos para su partido. De esponteneidad nada.

2. La hipocresía es ya importante cuando critica a la Unión Europea por no reaccionar a la crisis rápidamente. Cuando no lo ha hecho básicamente porque los euroescépticos se han negado una y otra vez a ceder más competencias al Parlamento y a la Comisión europeos. Piden apagar los fuegos pero se niegan a dar al bombero la manguera. 

3. Y su brillante oratoria casi me convence de sus críticas al nivel de democracia de la UE si no fuera porque la única razón por la que el Presidente de la UE no es elegido directamente por los ciudadanos es porque ESTE Eurodiputado y todos los demás eurófobos lo han impedido (frente a los diputados federalistas europeístas que lo piden desde hace tiempo). Vota en contra de que los ciudadanos tengan poder de voto directo (y no indirecto a través de gobiernos nacionales y europarlamentarios como ahora) para nombrar al Presidente europeo y luego le critica por no serlo por elección directa.

4. Se apropia de la verdad absoluta en momentos en los que da su opinión (ideológicamente orientada) como cuando suelta lo de "cualquier persona objetiva dirá que el euro es un fracaso"; cuando en realidad lleva siendo un éxito hasta hace dos años (en los que ha entrado en problemas por la falta de respuestas ante los especuladores, pero no por tener mayores problemas propios que el dólar, que viene de un país con mayor déficit que la media europea). Eso sin contar el logro que supone para la mobilidad entre países para ciudadanos y empresas.

5. Ni que decir tiene el populismo de cara a sus votantes británicos del "fantasma del imperialismo alemán", haciendo como que los alemanes poco menos que van a imponer a los niños británicos estudiar en alemán en las escuelas y comer salchichas de Frankfurt. El colmo ya es cuando habla de la "sangre que se derramó para evitar el dominio alemán de Europa". Pues bien, en realidad fue sangre que se derramó por culpa de los nacionalismos, contra los que Europa se creó. La Unión no es contra Alemania, ni contra Francia, (ni siquiera contra el Reino Unido,) sino contra el "sálvese quien pueda" de los nacionalismos antagónicos.

6. Se le olvida comentar que los gobiernos de Papandreu y Berlusconi cayeron porque SUS parlamentos nacionales les retiraron la confianza (A Berlusconi en concreto quien le hizo caer fue la Liga Norte, por cierto, socios de grupo parlamentario de este señor del vídeo). No porque un señor muy malo de Bruselas decidió jugar al Padrino versión europea.

7. La simplificación (para mí insultante) a la que reduce todo dice mucho sobre el trasfondo intelectual de su programa político: "ellos son los villanos", "nosotros somos los ciudadanos objetivos", etc.


Casi cuela. Una lástima que tenga los conocimientos suficientes sobre el funcionamiento legal y político de la Unión Europea como para saber que la mayoría de las cosas que los euroescépticos critican de ella son consecuencia de que ellos mismos se oponen a darle al Parlamento Europeo las competencias para resolverlas. Una jugada redonda, vaya.

lunes, 14 de mayo de 2012

Borrón y cuenta nueva, revoluciones y otros cuentos populares

ABSTRACT (RESUMEN): Después de meses de escuchar cómo los mensajes "antisistema" y anti-europeos aumentan en número y volumen, hoy ya he tenido suficiente. Quisiera dedicar esta breve entrada a todos aquellos que escuchan embelesados los cantos de sirena del "borrón y cuenta nueva"; que, como en la Odisea, solo conducen hacia las rocas. Tras cumplirse el primer año del movimiento 15-M, quisiera recordar que la mayoría de los que lo apoyamos entonces seguimos indignados. Pero no como anti-sistemas, sino como cambia-sistemas. Sobre esta diferencia tratará mi artículo; a nivel estatal, pero también europeo.

El desencadenante de este artículo es una carta abierta al presidente español que últimamente circula por internet. Tras unas críticas más o menos acertadas a las contradicciones, mentiras y desaciertos del gobierno de Mariano Rajoy, concluye de la siguente manera:


"Solo le deseo que si algún día la sociedad se rebela, salimos a la calle, tomamos los poderes públicos, proclamamos una Asamblea Constituyente, convocamos un referéndum sobre la forma de Estado, disolvemos los partidos actuales y los obligamos a refundarse en partidos que atiendan a las ideologías políticas y no a las económicas, establecemos un sistema de elecciones realmente democráticas, nos salimos de la moneda alemana (llamada también euro) y establecemos pactos bilaterales con los países importantes, invertimos en educación e investigación. Si todo eso pasa y empieza con una mecha que la sociedad enciende. Si pasa y asaltamos su palacete en la Moncloa, ojalá usted esté ya camino del exilio en Berlín. "

Pues bien, solo digo una cosa, cuidado con no confundir una buena crítica con una buena propuesta.

Este señor tiene razón en estar indignado con las mentiras y las medidas de Rajoy. Pero eso no convierte a algunas de sus propuestas en menos absurdas y contraproducentes de lo que son.

A lo largo de la historia, cuando hay graves problemas en una sociedad, a menudo una parte de la población se siente tentada al "borrón y cuenta nueva" como panacea que todo lo soluciona. Sin embargo, la historia, tozuda, nos recuerda que en la mayoría de las ocasiones el cambio es a peor; que las prisas revolucionarias solo llevan a excesos, a nuevas élites que escapan al control de los ciudadanos que las auparon, a errores de cálculo que se multiplican al sustituir a los expertos por el "todopoderoso" sentido común popular (que cada uno tiene el suyo, variando con las pasiones de cada día) y a ciudadanos defraudados por promesas hechas con mucho corazón y poca cabeza.

Si una ley es injusta, se puede cambiar. Si cien leyes son injustas, se pueden cambiar. Nadie dijo que fuera fácil, eso sí. Negar que hay personas con más capacidad que otras de influir en la sociedad sería no ver la realidad. Negar que estamos en una democracia, a pesar de los poderes económicos y mediáticos, sería no conocer cómo funciona nuestro sistema (bueno, o no creer en la idea de la democracia representativa, pero esa ya es otro debate).
"Una asamblea constituyente" decía el artículo. Suponiendo que ésta nos dará una mejor constitución que la que ya tenemos. Ignorando que hoy en día no existe el consenso que se logró durante la Transición. O lo que es lo mismo, que una constitución escrita "de cero" ahora mismo tendría menos apoyos que los que tuvo la del '78. El pueblo, a diferencia de lo que ciertas ideologías extremas propugnan (a derecha e izquierda, por cierto) no está de acuerdo en la mayoría de las cosas. Los consensos en algo a nivel nacional son la excepción, y no la regla. Ninguna organización es capaz de funcionar a largo plazo a base de consensos, sea cual sea su sistema de funcionamiento. Llega el momento en el que la mayoría tiene que tomar una decisión con la que la minoría no está de acuerdo. Minoría que a su vez quedará protegida de abusos de la mayoría, gracias a los contrapesos institucionales pulidos durante siglos hasta su forma actual (a base de ensayo y error). Protegida de la mayoría, no confundir con de acuerdo.

Lo que no admitimos a veces es que la democracia representativa, cuenta, por definición, con un margen de discrepancia. Y esto es bueno. Minimizar la discrepancia sólo se consigue con represión o con parálisis (no hacer nunca nada concreto para no contrariar a nadie). Es por esto que desconfío de proclamas que contraponen "el sistema político establecido" a "el pueblo". Pues bien, resulta que la "sociedad" no es una más que en términos de análisis, nunca en términos de acción política. Jamás en la historia una revolución ha sido llevada a cabo por "la sociedad", ni por "el pueblo". Todas ellas han sido llevadas a cabo por vanguardias políticas (los liberales y los habitantes de París en la revolución francesa, los afiliados del partido comunista en sus respectivas revoluciones, los líderes religiosos en Irán, los nacionalistas hinduístas en la India, el ejército en Portugal (y en muchos otros sitios), etc.). Vanguardias no necesariamente representativas de la mayoría de la población (que, por lo general, lo único que quiere es que la dejen tranquila). No digo que esto último sea ni bueno ni malo. Simplemente que es y siempre ha sido así. Las vanguardias no son la punta de lanza (los más valientes) del pueblo. Son las que, ellas solitas, empiezan y acaban las revueltas (ya sea para colocarse ellas en el lugar de los antiguos gobernantes, ya sea para fracasar en el intento).

El problema, y eso es lo que se nos escapa a veces con la -lógica- indignación a flor de piel, es que nuestras ideas no tienen por qué ser mayoritarias y, con el borrón y cuenta nueva, nos arriesgamos a que los ciudadanos apoyen una "cuenta nueva", justo en el sentido contrario al que nosotros queremos. Así que cuando oigo hablar de "salir de la Europa neoliberal y del euro" se me ocurre una pregunta ¿De qué color son los gobiernos nacionales de la mayoría de Europa?

La Unión Europea hace políticas de derechas, simple y llanamente porque la gente ha votado más a la derecha que a la izquierda en el Parlamento Europeo y en sus parlamentos nacionales. La Unión no tiene ideología, es, como todas las instituciones occidentales, un instrumento al servicio de quienes salgan de las urnas (nacionales o europeas, según el caso). Es decir, que hoy está al servicio de la derecha porque la gente, mayoritariamente, apoya a la derecha. Si mañana a todo el mundo le diera por votar a los partidos ecologistas en Europa, ésta se convertiría en un instrumento de políticas verdes (bueno, más de lo que ya lo es). Otra cosa es que a la gente le de por ahí, pero ese ya es otro debate.

Salirse de la Unión porque no nos gustan sus medidas económicas es como un murciano de izquierdas que pidiera la independencia de España porque el gobierno nacional es de derechas, olvidando que el de su región, también lo es (y quizás más), por lo que la independencia, llevaría, obviamente, a un gobierno igualmente (o más) de derechas, solo que con menos margen de maniobra ante una economía globalizada.

...Y yo me pregunto. Si el "enemigo" son los especuladores, y estos son internacionales, ¿Por qué narices nos empeñamos en reforzar los gobiernos nacionales, que, por definición, no tienen capacidad para actuar sobre fuerzas que estén fuera de su territorio?

Los gobiernos vienen y van, las ideologías mayoritarias se convierten en minoritarias con los años. Los líderes cambian y los discursos evolucionan. Si tuviéramos que exiliarnos del país o sublevarnos contra el Estado entero (como en otras épocas) cada vez que el gobierno es contrario a nuestras ideas, no quedaría ya gente en nuestras ciudades.

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El pasado día 9 de mayo (el poco conocido Día de Europa), pude celebrar el 62 aniversario de la Declaración de Schuman (primera piedra de la construcción europea) asistiendo a una sesión del Parlamento Europeo en Bruselas. Desde el Presidente del Parlamento Europeo, pasando por los líderes de los partidos europeos; todos pronunciaron, para este especial día, un discurso sobre el futuro y el sentido de Europa.
Lógicamente, esto apenas salió en los medios españoles (como la mayoría de lo que ocurre en Bruselas). Sin embargo, muchos ciudadanos españoles (y muchos indignados) se sorprenderían de lo de acuerdo que podrían llegar a estar con al menos 3 o 4 de los 8 portavoces que hablaron. Los medios de comunicación sólo nos hablan de una Europa dominada por Merkel, como si no existiera una Europa distinta. 

Yo soy europeísta. Así de claro. Y sin embargo, por mis estudios (derecho y ciencias políticas) he podido conocer (legal y políticamente) todos los puntos débiles de la Unión Europea. En mi opinión la UE tiene un importante déficit democrático (esto afortunadamente mejora cuantas más competencias se ceden al Parlamento Europeo, pero aún queda mucho camino por andar), funciona excesivamente lenta (cuando no está paralizada) en muchos aspectos (básicamente por la negativa de muchos gobiernos nacionales a unificar competencias a nivel europeo) y dirige sus políticas económicas a una ideología que no es la mía. Y sin embargo, no por ello soy menos europeísta ...al igual que un estadounidense del partido demócrata no se sentirá menos americano si gana las elecciones el candidato republicano (neoliberal, ultraconservador y homófobo, entre otras cosas). Simple y llanamente, protestará contra él e intentará que en las próximas elecciones quien gobierne sea de una ideología más similar a la suya para que así mejoren las cosas.

***

PD. Adjunto a continuación la traducción al español de un discurso sobre Europa que merece la pena ser leído. Otra Europa es posible. Pero sin Europa, no hay futuro.

[Discurso de Martin Schulz, Presidente del Parlamento Europeo (Partido Socialista Europeo), con motivo del día de Europa. 9 de Mayo de 2012]

Aquí algunos extractos:
«¡Nunca jamás otra guerra!», se prometieron a sí mismos hace más de 60 años hombres y mujeres que habían sufrido dos devastadoras guerras mundiales. (...)

¿Acaso algo simboliza mejor a Europa que la posibilidad de trabajar, vivir y viajar libremente? Para la generación Erasmus, se trata de un derecho evidente que hacemos realidad todos los días: la libertad de movimiento en un espacio sin fronteras ni control de pasaportes. ¿Y vamos a permitir que nos arrebaten ese derecho? Q
uien se atreva a tocar el espacio Schengen socavará los cimientos mismos de la Unión Europea.

Lo que necesitamos para resolver los problemas no es precisamente el repliegue dentro de las fronteras de los Estados nacionales, sino una actuación conjunta y solidaria para controlar las fronteras exteriores de la UE y una gobernanza común del espacio Schengen a nivel de la Unión.

El euro se introdujo para unir a los pueblos de Europa; y ahora corremos el riesgo de que se convierta en un símbolo de los egoísmos nacionales, o incluso de la división.

La vuelta a las divisas nacionales provocaría pérdidas políticas y económicas de fatales consecuencias. En lugar de un actor global con una moneda de reserva de importancia mundial, regresaríamos a los reinos de taifas, con la consiguiente pérdida de relevancia política a escala mundial.

Solo podremos avanzar si caminamos juntos. Para ello, y después de las medidas de austeridad, necesitamos ahora iniciativas que fomenten el crecimiento.

¡Hace ya mucho tiempo que esta Cámara viene pidiendo un pacto de crecimiento! (...)

Hace 60 años que empezó una revolución tranquila que estaba destinada a cambiar el mundo para siempre. Europa ha demostrado que es posible conjugar la democracia, la justicia, la libertad y la solidaridad en nuestro modelo social europeo.

Un modelo que se caracteriza por la libertad de prensa y la independencia de la justicia, por las prestaciones sanitarias y de jubilación, por el libre acceso a la formación y la oportunidad de ascenso para todos, por la democracia parlamentaria y la participación política, por la igualdad de derechos y el reconocimiento legal de los derechos civiles, por las normas sociales y ambientales más elevadas en todo el mundo. Y por la prohibición del trabajo infantil y de la pena de muerte. (...)

Esta es la sociedad en la que quiero vivir. (...) Nada nos garantiza que podamos gozar eternamente del actual sistema de vida. Necesitamos Europa precisamente para defender nuestro modelo democrático y social en tiempos de globalización. No podemos permitirnos el lujo de considerar todo lo conseguido hasta hoy como algo caído del cielo: habrá que seguir luchando por ello día tras día.

martes, 31 de enero de 2012

Referendums de independencia. ¿Escocia como un modelo para España?

ABSTRACT (RESUMEN): El Primer Ministro británico, David Cameron, ha comenzado el año con un anuncio bomba: se va a convocar un referéndum para sobre la independencia de Escocia. Así de sencillo. Una votación. Sale que sí o sale que no. Y fin de la historia. Las reacciones en España no se han hecho esperar. ¿Es aplicable esa idea a España? ¿Es legalmente posible? ¿Es políticamente deseable? ¿Qué podría ocurrir aquí si siguiéramos el ejemplo británico?

1. El caso escocés.
Cameron ha sorprendido a ingleses, escoceses y al resto del mundo con su anuncio. No lo ha hecho "a cambio" de ningún favor político de los nacionalistas escoceses, no lo ha hecho ante ningún clamor popular independentista (encuestas recientes cifran el apoyo a la independencia entorno al 16% de los escoceses; con un 38% de indecisos, eso sí), ni tampoco lo ha hecho por convicciones morales o históricas. Cameron, simplemente, ha sido pragmático.
En primer lugar sabe que lo más probable es que salga que no a la independencia. Así podrá tener un argumento demoledor contra el Partido Nacionalista Escocés, que pide cada vez más autonomía política para esta región. Se rompería el "círculo vicioso del regionalismo", por el cual si el poder estatal le cede más competencias a la región acrecienta el poder nacionalista, por lo que consigue más instrumentos para ganar votos, y si no lo hace los nacionalistas lo utilizan como argumento para denunciar la "opresión centralista", por lo que también ganan votos.
Por supuesto, en estas consideraciones nunca debemos menospreciar el aspecto "cortina de humo" del asunto. Sin duda a Cameron le vendrá muy bien que durante una temporada la gente hable de otra cosa que no sean sus recortes sociales.
En el muy improbable (pero no imposible) caso de que salga que sí en el referéndum, tampoco sería una catástrofe para el Reino Unido (más allá de que quizás dejase de tener sentido su propio nombre). Escocia es una de las regiones menos ricas del país, por lo que su secesión haría subir el PIB per cápita del R.U. Como guinda del pastel, hay que decir que en Escocia el partido conservador (el del actual primer ministro) es precisamente donde menos votos obtiene [véase en azul en el mapa], luego su independencia tendría la consecuencia colateral de aumentar el porcentaje de escaños de los conservadores.
Así, aunque hiera los sentimientos patrióticos de los británicos más acérrimos, en términos estratégicos a corto plazo al gobierno actual le vendría hasta bien la secesión. Sin embargo, el principal objetivo del referéndum es dejar sin discurso a los nacionalistas escoceses, parando así en seco sus continuas reclamaciones competenciales.
Como contexto, es interesante saber que estas competencias apenas llevan transferidas desde 1998, año en el que Toni Blair creó el actual modelo de descentralización. En 1997, un referéndum apoyó la creación del Parlamento Escocés, por lo que fue incluido en la Ley de Escocia de 1998, comenzando sus sesiones al año siguiente.
Actualmente, a falta de que el anuncio se concrete en una convocatoria concreta, las mayores discrepancias se hayan entre el gobierno central británico y el gobierno regional (del Partido Nacionalista Escocés) por el quién debe convocar la fecha de la consulta y quién debe redactar la pregunta. Todo apunta a que ésta se hará en el momento y con las palabras que prefiera Cameron. Es decir, a principios de 2014 y con una pregunta muy sencilla de independencia sí o indendencia no. El PNE por su parte prefería retrasar el referéndum un poco para hacerlo coincidir con cierta fecha conmemorativa de gran simbolismo para el nacionalismo escocés, así como introducir (ante la previsible victoria del no) una tercera opción que contemplase la permanencia en el Reino Unido pero con mayores competencias para Escocia.



2. Precedentes: en especial, Quebec 1980/1995.
En todo el mundo democrático occidental sólo hay un precedente que podríamos encontrar aplicable a esta situación más allá del escocés, el de Canadá y su región: Quebec. Esta región organizó dos referéndums sobre su independencia en 1980 y 1995, ganando la respuesta negativa por un 59,6% y un 50,4% respectivamente. Según las encuestas poco menos de la mitad de los quebequeses sigue deseando constituirse en estado independiente. La región continúa como una autonomía dentro de Canadá pero con importantes competencias y un papel importante de los nacionalistas en la vida política. No obstante, lo cercano de los porcentajes creó gran polémica por cuestiones técnicas y abrió un posterior debate (que culminó en 1999 en ley) sobre si un simple 51% de los votos debía bastar para proclamar la independencia en el caso de hipotéticas futuras consultas.
Esta región, francófona y católica, había sido históricamente algo distinta del resto de Canadá, anglófono y protestante. Es de remarcar que la mayoría de la población habla solo una lengua, menos de un 1% se declara bilingüe en cuanto a su lengua materna y  solo tres de los más de siete millones de habitantes habla las dos lenguas (aunque no al mismo nivel). Esto supone una situación que podríamos asimilar a la de Bélgica pero no a la de España, donde no hay diferencias religiosas sustanciales y casi la totalidad de la población habla castellano con independencia de que, además, conozca otra lengua. Sin embargo, la ideología detrás del independentismo es políticamente similar a las que podemos encontrar en Cataluña.
En noviembre de 2006 el parlamento canadiense, con el apoyo del partido en el gobierno, reconoció a los quebequeses como nación dentro de un Canadá unido en un intento de aplacar los deseos secesionistas de los partidos independentistas, aunque en sentido cultural y social, no legal. Esto es un concepto legalmente muy similar al concepto de "nacional" establecido en el actual Estatut de Catalunya, que el Tribunal Constitucional sentenció que se ha de interpretar como una apelación al término "nacionalidad" y no al de  "nación soberana depositaria de derechos políticos". Es decir, más un símbolo identitario que una declaración político-jurídica.
Canadá ha sido un ejemplo de cómo el referéndum secesionista puede abordarse sin mayores traumas que la habitual competición política. Y que es más fácil convencer a alguien de quedarse en un país si se le permite elegirlo que si se le niega la opción. No obstante, toda comparación ha de cogerse con pinzas, pues tampoco podemos permitirnos aplicar a la bicentenaria nación española los esquemas de un país que a principios del siglo XX ni siquiera existía.

-¿Existe algún precedente de secesión democrática aplicable para España?:
No existe, a día de hoy, un solo país que haya pedido y alcanzado la secesión fuera de tres supuestos muy concretos: descolonización, conflictos étnico-religiosos y fin de imperios. Y animo al lector a que encuentre una sola excepción a esta regla. Es decir: NO hay precedentes de ninguna región en un país democrático que haya querido (mayoritariamente por referéndum) la secesión del estado al que pertenecía; salvo, quizás, el particular caso islandés, que veremos a continuación.
En la mayoría de los casos que han visto los siglos XX y XXI se trata de descolonizaciones de territorios alejados físicamente de la metrópoli, salvo en el caso de la URSS. Apenas encontramos excepciones como la de Sudán del Sur (independiente desde 2011, tras décadas de lucha armada con el norte, en una división con gran componente étnico-religioso), Eritrea (independiente desde 1993, un caso similar heredado de la mala descolonización europea), Timor Oriental (desde 2002, cuyo caso se asemeja al del Sáhara y Palestina, pues justo cuando estaban a punto de independizarse de su colonizador europeo, fueron ocupados por una tercera potencia extranjera; Indonesia, Marruecos e Israel respectivamente).
En Europa, casi todas las independencias han sido la consecuencia de la desintegración de los imperios Austrohúngaro y soviético. Sólo encontramos dos excepciones: Irlanda e Islandia. En cuanto a Irlanda, su independencia en 1921 se enmarca en la paulatina disolución del Imperio Británico (presionado además por  la lucha armada a gran escala del IRA).  El caso de Islandia (independiente de Dinamarca de facto desde 1918, cuando contaba con una población de menos de cien mil personas) es quizás el más parecido a una secesión pacífica y democrática; si bien finalmente intervinieron factores externos como la II Guerra Mundial (durante la cual Islandia fue ocupada por los británicos y Dinamarca por los nazis, por lo que se forzó, de facto, la secesión), así como lo lejano, insignificante y aislado de esta isla. Como anécdota podemos citar el caso de Groenlandia, con menos de sesenta mil habitantes, que en 2008 aprobó por referéndum un estatuto de autonomía que le concedía la mayoría de las competencias, aunque permaneciendo todavía a Dinamarca. En una situación similar se encuentran las Islas Feroe desde 1948.


3. ¿Qué dicen el derecho internacional, la Constitución, las leyes españolas?
-Derecho internacional: actualmente NO existe un derecho genérico a la secesión unilateral de una parte de un Estado con respecto al resto. En general el Derecho internacional prima el Derecho a la integridad territorial de los Estados. Lo que existe es el Derecho de autodeterminación de los pueblos [Recogido en la Carta de las Naciones Unidas (artículos 1.2 y 55) o en el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos de 1996 (artículo 1)], que puede primar sobre el de la integridad territorial sólo en unos supuestos muy tasados: dominación colonial (El territorio dominado tiene una condición jurídica distinta  y separada de la del territorio del Estado que lo administra. P.ej: El Congo), racista (Una parte de la población domina sobre la otra en base a criterios étnicos. P.ej: Sudáfrica) o extranjera (Control por una fuerza de origen externo y mediante ocupación militar. P.ej: Irlanda). Según la resolución 2625 (XXV) de las Naciones Unidas, si los derechos civiles y políticos y la no discriminación de una minoría están garantizados por el Estado en el que residan, dicha minoría a no tiene por qué tener derecho a la autodeterminación. En resumen: una región que esté plenamente integrada en un Estado plenamente democrático en el que se protejan las minorías no tiene derecho a la secesión si no es con la aceptación de dicho Estado.
-Las leyes españolas: la Constitución no prevé ningún mecanismo para la secesión de los territorios españoles, luego habría que hacer una reforma para preverlo. Esto exige una doble aprobación por mayoría de dos tercios en el Congreso y el Senado antes y después de unas elecciones generales (con la nueva composición de las Cámaras) más un referéndum (en TODO el Estado). Por otro lado, antes de esto habría que convocar un referéndum en la comunidad autónoma afectada, para lo cual SOLO es competente el gobierno central (art.2.1 Ley Orgánica 2/1980, de 18 de enero, sobre Regulación de las Distintas Modalidades de Referéndum), cualquier otra institución no estaría legalmente capacitada para hacerlo.


4. ¿Qué resultado cabría esperar en España?
Tanto en Cataluña como en el País Vasco a día de hoy saldría que no, aunque habría un importante porcentaje de síes. En cualquier otra región con presencia de partidos nacionalistas regionales el "no" ganaría de manera abrumadora (Galicia, Canarias, Valencia y Baleares). Para ello me he basado en distintos estudios, principalmente del Centro de Investigaciones Sociológicas.

-País Vasco:
Pregunta nº8 Estudio 2667 del CIS (2007). Se pregunta qué prefiere el entrevistado (resultado en %):

Un Estado con un único Gobierno central sin autonomías2.2 
Un Estado con comunidades autónomas como en la actualidad34.8
Un Estado en el que las comunidades autónomas tenga mayor autonomía que en la actualidad32.2
Un Estado en que se reconociese a las comunidades autónomas la posibilidad de convertirse en estados independientes26.3*
*El porcentaje era del 30,8 en el Estudio 2593 (2005) y del 31,2% en el Estudio 2228 (1996).

-Navarra:

Un Estado con un único Gobierno central sin autonomías2.2
Un Estado con Comunidades Autónomas como en la actualidad49.4
Un Estado en el que las Comunidades Autónomas tengan mayor autonomía que en la actualidad28.5
Un Estado en que se reconociese a las autonomías la posibilidad de convertirse en naciones independientes13.4*

*El porcentaje era del 18% en el Estudio 2228 (1996).

-Cataluña:
Pregunta nº8 Estudio 2667 del CIS (2007). Se pregunta qué prefiere el entrevistado (resultado en %):

Un Estado con un único Gobierno central sin autonomías8.7
Un Estado con comunidades autónomas como en la actualidad29.5
Un Estado en el que las comunidades autónomas tenga mayor autonomía que en la actualidad35.1
Un Estado en que se reconociese a las comunidades autónomas la posibilidad de convertirse en estados independientes22.5
-Galicia:
Pregunta nº15 Estudio 2603 del CIS (2005). Se pregunta qué prefiere el entrevistado (resultado en %):

Un Estado con un único Gobierno central sin autonomías7.5
Un Estado con CCAA como en la actualidad51.5
Un Estado en el que las CCAA tengan mayor autonomía27.2
Un Estado en el que tengan posibilidad de ser independientes3.4*


*Este porcentaje es similar a los encontrados en otras comunidades como la Comunidad Valenciana, del 2,9%; en las Islas Baleares, del 4,6% o Canarias, del 3,8% (Estudio 2610, de 2005).

En general, en los últimos treinta años, han aumentado lentamente los números a favor de mayor descentralización (posiblemente conforme se iba comprendiendo mejor el funcionamiento de las comunidades autónomas). Sin embargo, la tendencia no permite afirmar que los favorables a la independencia puedan llegar algún día a ser mayoría. En general, la mayoría de las fluctuaciones a favor y en contra tienen más que ver con los cambios de gobiernos nacionales y autonómicos que con tendencias claras a largo plazo. Comparando con datos de 1996, País vasco y Navarra muestran una tendencia a la baja en el independentismo, Galicia es ahora más de un punto menos independentista pero varios puntos más autonomistas; Canarias es tres puntos menos independentista. (Estudio 2228). Cataluña es la única que ha aumentado algún punto en los últimos años según el CIS (hay otras fuentes que apoyan estos datos y otras que los cuestionan).


5. ¿Cuáles serían las consecuencias políticas?
-En caso de que salga que SÍ:
No es fácil de adivinar. En primer lugar, habría que reformar la Constitución con un segundo referéndum en el que el conjunto de los españoles tuvieran voto. Esto haría podría llevar a la tensa situación de un sí a la independencia en esa región y un no en el resto del Estado, paralizando legalmente el proceso. En encuestas de 2009 por Publiscopia, el 61,5% de los españoles votaría contra la independencia de una región española, aún tras una victoria del sí en un hipotético primer referéndum en dicha región. Lo cual crisparía y eventualmente movilizaría aún más a los independentistas.
En cualquier caso sería un motivo de ruptura entre los partidos políticos estatales. Se abriría una época de inestabilidad dentro de los grandes partidos a favor y en contra del proceso, hasta el punto de poder hacer caer al gobierno de turno con el voto de castigo de parte de sus propios diputados. No obstante, muy lejos queda ya el día en el que los militares eran un agente político capaz de oponerse a sus gobiernos.
Cabe preguntarse también ¿Qué ocurriría con los ciudadanos de esa región que votaron no? Probablemente el Estado español se ofreciese a mantenerles la nacionalidad, pudiendo crear una situación en la que casi la mitad de la población del nuevo Estado fuese extranjera, quedando así fuera de la vida política.
Todo esto por no hablar de las dificultades legales a nivel europeo, pues sería la primera vez que un territorio de la UE abandona la misma (aunque fuera para volver a entrar al cabo de unos años... si no hubiera veto de España, claro).
Sin embargo, la vida de los habitantes de dicha región no cambiaría sustancialmente. Las leyes aplicables y las instituciones que las aplican continuarían siendo básicamente las mismas. Poco cambiaría en una época en la que el derecho europeo ha homogeneizado en gran medida (y cada vez más) las diferencias legales entre países miembros y en la que las comunidades autónomas tienen mayores competencias que la de la mayoría de Estados federales del mundo. Aunque el Estado regulaba muchas materias, en las últimas décadas siempre ha sido la comunidad autónoma la que gestionaba su puesta en marcha, por lo que el ciudadano no notaría gran diferencia. La legislación más visible para el ciudadano: sanidad, educación, policía, lengua, medio ambiente, servicios sociales o fomento YA están transferidas a día de hoy a las CCAA. Luego es de esperar que que continuase siendo básicamente la misma.
El nuevo Estado podría controlar mejor recursos como los impuestos (que hoy en día sólo controlan en parte) y aunque ésto pudiera verse reflejado en un aumento de los ingresos (por una mayor renta per cápita), también debería hacer frente a nuevos e importantes gastos como la creación de un ejército, fuerzas especiales, una alta estructura judicial propia, una red diplomática por el mundo y un sustituto de todas las agencias, institutos y ministerios actualmente en Madrid y que habría que duplicar. Es difícil de calcular si este balance entre nuevos ingresos y nuevos gastos sería positivo o negativo. Sin embargo, el conjunto de la economía regional se vería perjudicado, teniendo en cuenta que la incertidumbre inicial, las nuevas trabas legales y la disparidad regulatoria retraerían la iniciativa privada a ambos lados de la nueva frontera (algunas empresas españolas podrían retirarse de la región mientras que algunas empresas regionales podrían perder clientes y oportunidades de negocio en España debido a la ruptura de la unidad de mercado).
En términos electorales, el PP aumentaría considerablemente su número de escaños en el Parlamento español (pues tanto Cataluña como el País Vasco son precisamente las comunidades en las que menor porcentaje de votos reciben).

-En caso de que salga que NO:
En primer lugar, los nacionalistas regionales pondrían alguna excusa técnica para invalidar la legitimidad de la consulta (por ejemplo, como dicen ahora los de Escocia, que fue convocado por el gobierno del Estado, en lugar de por el de la región). Al mismo tiempo, muchos nacionalistas españoles aprovecharían para hacer como si a partir de entonces se pudiera ignorar los sentimientos identitarios de los que hubieran votado sí. Ni tanto ni tan poco. Nadie garantiza que el sí o el no sean para siempre. Pero es obvio que desmontaría buena parte del granero de votos nacionalista, basado en una supuesta opresión centralista contra el sentir "mayoritario" de los habitantes de la región. Un independentismo que, confrontado con los resultados del referéndum, se de cuenta de que es minoritario podría reconvertirse en el medio plazo en un nacionalismo no independentista. Esto a su vez tendría el efecto secundario de frenar las peticiones de mayores transferencias competenciales hacia las comunidades autónomas como medida de presión para contentar a los independentistas.


6. Conclusiones.
Aún veo lejano el día en que un presidente del gobierno español emule la iniciativa de David Cameron. Hoy por hoy ni el PP, ni el PSOE están dispuestos... pero tanto PNV como CiU son conscientes de que les resulta más rentable electoralmente pedir el derecho de autodeterminación que conseguirlo y perder (previsiblemente) el referéndum junto con parte de sus votantes. Como persona que cree que lo importante no son los derechos de los territorios sino los de las personas, no creo que hoy por hoy una región española conseguiría nada en especial separándose del resto. La mayor repercusión sería que durante varios años en lugar de dedicarse a resolver problemas, los gobernantes se dedicarían a defender, atacar y gestionar el referéndum y sus consecuencias. ...Sin embargo, quizás no fuera mala idea plantear algunos referéndum ahora que se sabe que probablemente saldría que no, acabando con una discusión de décadas y satisfaciendo tanto a independentistas (por la posibilidad) como a no independentistas (por el resultado). Mejor que esperarse a que el discurso nacionalista invierta su tendencia a la baja y cale en mayores porcentajes de la población a través de los discursos políticos, los medios de comunicación de masas (públicos y privados), las políticas de inmersión lingüístico-culturales, el descontento económico y los libros de texto.

lunes, 2 de enero de 2012

¿Ha causado inflación el Euro?

ABSTRACT (RESUMEN): El Euro cumple 10 años en nuestros bolsillos. Nos ha ayudado a viajar, a que nuestras empresas salgan más de España y a tener una moneda más fuerte. Sin embargo, en todos los balances se le achaca una cosa: una terrible inflación, más del doble que lo que han subido los salarios eso sí. Pues bien, ésta entrada será muy corta pues muy sencillo es lo que quiero recordar hoy: ha habido menos inflación estos 10 años que en cualquiera de las décadas anteriores.

-Variación del IPC 2001-2011: 32%.
-Variación del IPC 1991-2001: 41,2%.
-Variación del IPC 1981-1991: 117,3%.
-Variación del IPC 1971-1981: 343,2%.
-Variación del IPC 1961-1971: 99,6%.

*Y para que no parezca que hay trampa:
-Variación de IPC 1999-2001 (convivencia euros y pesetas): 6,8% (incluido el "efecto redondeo").
-Variación de IPC 2001-2007 (periodo de Euro en época de bonanza y sin contar la crisis): 22,3%.

ES DECIR: El periodo que ha durado el Euro en España ha sido el de MENOR inflación desde que se tiene registro (es decir, mínimo de los últimos 50 años). Lo que pasa es que fue muy llamativo que en la máquina del futbolín la moneda que te pedía pasara de ser la de 100 pesetas a la de 1 euro (con su 67% de inflación en ese caso). Sin embargo, en su conjunto, los precios subieron a menor ritmo del que habían traído en las anteriores décadas.

*Fuente: Instituto Nacional de Estadística: http://www.ine.es/varipc/index.do
(Datos cogidos del mes de diciembre de los años señalados, salvo 2011, que sólo aparecía actualizado hasta noviembre)