"Cuando los ciudadanos se desentienden de la política...
...pueden llegar al poder políticos que se desentiendan de los ciudadanos".

martes, 25 de octubre de 2011

El modelo federal de Bélgica. ¿Un referente para España?

ABSTRACT: Bélgica, el país con el récord mundial de días consecutivos sin conseguir formar gobierno después de unas elecciones (más de 500, que no es poco). Bélgica, el país con 5 parlamentos para tres regiones y cuatro áreas lingüísticas. Bélgica, capital a la vez de la Unión Europea (integradora de competencias dispersas) y de la descentralización creativa (sin final a la vista). Bélgica, ese país del que tan poco sabemos, pero que nos puede dar -quizás- algunas pistas sobre cómo podría evolucionar en España el modelo territorial.


Recientemente, acabo de desembarcar en Bélgica para pasar en Bruselas mi próximo año de estudios. Y tras varias semanas he ido conociendo poco a poco la peculiar situación política de este país en el corazón de Europa. Aquí y allá he ido viendo semejanzas y diferencias con la situación política española. Comparaciones que pueden servirnos de reflexión la próxima vez que, viendo el panorama territorial español, nos preguntemos ¿Cómo podría ser España dentro de treinta años?

Antes de nada, el contexto; la Historia:
Los actuales conflictos políticos en Bélgica son el fruto no casual de los siglos. Si bien, lo más destacable se encuentra en los últimos 200 años (si no en los últimos 70).
Bélgica es un Estado joven. No existe sino desde 1830, cuando se independizaron -revolución mediante- de los holandeses. Los belgas habían sido de aquí y de allí, pero nunca independientes hasta esa fecha. Más o menos por esa zona había una tribu celta, en la época de los romanos, llamada los belgas, y de ahí el nombre (aunque no empezaron a usarlo de nuevo hasta el siglo XVIII). Pero realmente su historia es un ir y venir: fueron parte del Imperio Carolingio, de los borgoñones, de diversos príncipes, condes, duques y obispos, del Imperio Español, de los austríacos, de los holandeses en su fase republicana, de los franceses, de los holandeses otra vez pero ahora monárquicos y, finalmente, independientes.
Con el nuevo Estado belga, ya que se ponían, se decidió tener un rey belga, que se trajeron (por qué no) de Alemania. Y hasta la fecha que les dura la dinastía. Sin embargo, parece que el rey no ha servido de mucho de mediador últimamente, teniendo en cuenta las tensiones (políticas, más que nada) entre las distintas comunidades lingüísticas.
Comunidades lingüísticas digo, sí, porque en Bélgica hay tres: los neerlandófonos (también llamados "flamencos", que hablan un dialecto del holandés), los francófonos y los germanófonos.

Pero a todo extranjero que le explican por primera vez el follón de las lenguas y los territorios belgas no le acaba de cuadrar por qué les dio a estas gentes por hacer un país tan complicado en lugar de irse cada comunidad lingüística con su país vecino más afín y ya está (Holanda, Francia y Alemania). Pues todo esto viene de lejos. En realidad, aunque nunca habían sido independientes, los belgas ya llevaban tiempo siendo más o menos un territorio diferenciado. En un principio, los españoles dominaban todos los Países Bajos de entonces (Holanda + Bélgica). Pero la parte norte, los holandeses, se independizaron. Y, desde entonces, ya los belgas, el sur, empezaron a adquirir sentimiento de ser un territorio diferenciado de sus países vecinos.
Para cuando, varias guerras después (y tras pasar por austríacos y franceses), volvieron a ser parte de unos Países Bajos (unificados bajo un rey holandés), los belgas ya no querían saber nada de los holandeses, a los que consideraban extranjeros. ¿Y por qué? Pues en aquella época los holandeses (rey incluido) eran protestantes, mientras que los belgas eran mayoritariamente católicos. Así pues, los belgas que hablaban holandés (los flamencos) pensaban que tenían más en común con los belgas que hablaban francés pero eran católicos que con los holandeses que hablaban más o menos la misma lengua pero que eran protestantes. ¡Cómo han cambiado las cosas!
Y tampoco fue todo fue tan sencillo. Hay que tener en cuenta que el rey de los Países Bajos benefició mucho a las provincias del norte (futura Holanda), lo cual llevó a una curiosísima unión de los católicos/campesinos belgas (recelosos de los protestantes) y los liberales/burgueses belgas (perjudicados económicamente). Todo esto y algún que otro abuso de poder monárquico aquí y allá (deriva autoritaria, censura de la prensa, marginación de los francófonos y germanófonos, etc.) supuso el caldo de cultivo para la Revolución de 1830. Se trata de una revolución en la que poblaciones tan distintas como las referidas se unieron contra el enemigo común: el rey absolutista "extranjero". (¿No os da un aire a nuestro 1812?)
Por supuesto, el sentimiento de identidad belga no fue unánime y hubo ciudades que se pusieron de parte de Holanda durante la revolución que llevó a la independencia. Pero, en general, fue más fuerte el sentimiento anti-extranjeros (de los que los belgas, a esas alturas, estaban bastante hartos) que las posibles diferencias ideomáticas.
Dichas diferencias se hicieron patentes cuando las élites (tanto flamencas como valonas), que hablaban francés por aquella época, se olvidaron al llegar al poder (el rey el primero) de las lenguas regionales  (flamenco, alemán y varios dialectos del francés que había en el sur). Esta marginación (hasta el punto de la prohibición) de todo lo no-francés fue el caldo de cultivo para que, ya en el siglo XX, el nacionalismo flamenco surgiera con fuerza. 
Por otro lado, como guinda del pastel, el nacionalismo flamenco fue fomentado por los nazis durante su ocupación de Bélgica como una manera de controlar mejor el país "premiando" a los que tenían una lengua de origen germánico así como mayor afinidad ideológica. No en vano, las políticas de presos fueron mucho más indulgentes y el colaboracionismo más acentuado en el norte, mientras que en el sur la resistencia fue mayor. Finalmente, el papel de la monarquía fue muy criticado por su pasividad ante la ocupación alemana. Con el fin de la II Guerra Mundial, el país hizo un referéndum para decidir si mantenía la monarquía o no. Venció el sí por un estrecho margen, pero en la región valona el no había sido mayoritario. La monarquía siguió, y esto fue causa de resentimiento entre los francófonos.

El Estado Belga fue centralista hasta la segunda mitad del siglo XX, cuando comenzó un proceso de descentralización que desembocó en el actual federalismo. Aunque la descentralización se ha llevado a múltiples terrenos (sanidad, juventud, deportes, etc.) el motor de todo fue y sigue siendo la lengua. Gracias a este proceso, se ha podido solucionar la marginación histórica a la que estaban sometidas las comunidades no francófonas (a las que se les impedía poder educarse y comunicarse con la Administración en holandés). Sin embargo, detrás de la educación y el fomento de las culturas regionales vinieron el resto de competencias.

En el plano económico, durante los siglos XVIII y XIX la región de Valonia era la más próspera e industrial, por lo que tuvo preeminencia política (aunque también compartió sus recursos con el resto del país). Sin embargo, ahora es al revés, y son los flamencos los que tienen más dinero que los valones (lo cual es un recurrente argumento para los nacionalistas secesionistas flamencos).


El sistema político belga en la actualidad. Para no perderse:

Bélgica es un Estado federal, pero muy particular en su organización. Hay tres regiones con amplias competencias transferidas  a exclusividad (que no compartidas con el Estado, ojo), cada una con su parlamento y su gobierno; así como un parlamento y un gobierno central para las cuestiones consideradas comunes (Hacienda, policía, justicia, ejército, exteriores...). Las regiones son: Flandes (al norte, donde hablan holandés), Bruselas-Capital (en el centro, metida literalmente dentro de Flandes pero con una población que habla tanto flamenco como francés) y Valonia (al sur, donde hablan francés pero al este incluye también la zona germanófona). Flandes y Valonia se subdividen a su vez en provincias y en municipios. Bruselas en "comunas".
Pero, además del gobierno central y de los gobiernos regionales están las llamadas "comunidades lingüísticas", cuyas fronteras no corresponden exactamente con las de las regiones. Así, la comunidad lingüística flamenca es representada por una institución (parlamento y gobierno incluidos) llamada "Federación Flandes-Bruselas" (también llamada Comunidad Flamenca... sí, es un lío); la comunidad francófona tiene una institución análoga llamada "Federación Valonia-Bruselas" y, finalmente, la comunidad germanoparlante tiene otra para ellos solos, pero enmarcada únicamente en una esquina de la región de Valonia. Sin embargo, cada federación y parlamento funciona de forma distinta y con un número diferente de competencias exclusivas (aunque el elemento común son las cuestiones de seguridad social, sanidad, cultura y educación). Así, las instituciones de la Región de Flandes han sido absorbidas por la Federación Flandes-Bruselas; mientras que la región de Valonia y la Federación Valonia-Bruselas permanecen institucionalmente separadas. Esto quiere decir que el parlamento de la Federación F.-B. es votado en Flandes y en Bruselas, decide sobre las cuestiones correspondientes a de la comunidad neerlandófona (igual que la Fed. V.-B.) y, además, decide sobre cuestiones propias de la Región de Flandes (durante cuyas votaciones los diputados elegidos por Bruselas deben abstenerse).

Es a tener en cuenta que Flandes es la que ha ido adquiriendo antes las competencias que el Estado perdía, mientras que Valonia iba a la cola "copiando" lo que hacían los flamencos por aquello de no ser menos que el vecino. En Flandes hay un partido nacionalista independentista (aunque minoritario por el momento), mientras que en Valonia en todo caso lo  que hay es regionalismo, no nacionalismo.

Además de todo esto, existen divisiones específicas de cara a los distritos electorales y los distritos judiciales. Esto ocurre porque hay municipios en Flandes con población francófona y viceversa con Valonia. Por lo tanto, a esas localidades se les deja tener acceso a la justicia en el idioma que prefieran (porque normalmente sólo puedes acceder a la justicia en el idioma de la región). Para las elecciones ocurre lo mismo. En Bélgica por ley todos los partidos son regionales, y sólo puedes votar a los de tu región (es decir, que no hay un "Partido Socialista Belga", sino un partido socialista en cada región que luego, si quieren, se alían en el parlamento estatal. Los distritos electorales permiten a gente de ciertos municipios fronterizos votar a partidos de la región de al lado. Esto ha sido, de hecho, uno de los grandes puntos de fricción política que ha llevado a la situación de parálisis institucional del último año y medio.
Repasemos:
-3 regiones (una la mitad norte del país, otra la mitad sur y Bruselas en medio)= 2 parlamentos y 2 gobiernos (los que corresponderían a Flandes están fusionados con los de la Federación Flandes-Bruselas).
-3 comunidades lingüísticas (Flandes+Bruselas, Valonia+Bruselas y la parte germanófona de Valonia)= 3 parlamentos y 3 gobiernos más.
-1 parlamento y 1 gobierno estatales.
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6 parlamentos y 6 gobiernos.


¿Está España condenada a convertirse en Bélgica?

En primer lugar hay que advertir que nuestras circunstancias históricas, políticas, nacionales y lingüísticas son muy distintas a las belgas. Sin embargo, si bien no en el trasfondo sí que hay ciertas similitudes en las dinámicas políticas, en la retórica nacionalista utilizada y en la deriva descentralizadora.
Para un español puede ser difícil entender el problema de los idiomas en Bélgica porque nosotros tenemos una lengua, el castellano, que es hablada en todas las regiones del país y que nos sirve para comunicarnos entre todos. Sin embargo, si bien un gallego habla gallego y castellano, un flamenco no habla necesariamente francés y un valón no habla necesariamente holandés. Esto lleva a situaciones tan surrealistas como que dos personas del mismo país no se puedan comunicar. De hecho, me he encontrado flamencos cuyo francés era peor que el mío.
Por supuesto, en la escuela se enseña la lengua de la otra región, pero se enseña como quien enseña inglés o cualquier otra lengua extranjera. Es decir, un francés que salga del instituto podrá comunicarse en holandés, pero no necesariamente de manera fluida. Y viceversa. Este mutuo desconocimiento es agravado por un aislamiento absoluto entre las distintas comunidades. Los medios de comunicación son o flamencos o francófonos, nunca mixtos ni traducidos. Los partidos políticos o las universidades son o flamencos o francófonos, no belgas. Un ciudadano de una región belga puede encontrar realmente difícil mudarse (digamos, por motivos de trabajo) a la otra región, donde se verá obligado a hablar un idioma que no le hicieron aprender con suficiente ahínco en la escuela. En la práctica esto supone un círculo vicioso de aislamiento entre las dos regiones (con la salvedad de la bilingüe Bruselas); dinámica que solo revierte en el progresivo distanciamiento de ambas comunidades.
Éstas son las consecuencias de una "inmersión lingüística" exitosa. ¿La lograremos nosotros en nuestras Comunidades Autónomas?

Poco importa que al sistema se le llame federal o no. En la práctica la descentralización española es equiparable a la de varios estados federados. La cuestión es si seremos capaces de dotarnos de un sistema territorial (el que sea) capaz de perdurar en el tiempo, sin ceder competencias progresivamente (y sin un final claro a la vista) a unas regiones cada vez más autosuficientes, que no necesariamente más eficientes. El ejemplo belga, con sus muchísimas diferencias a nuestra situación, puede servir como advertencia:
-"Cuidado, los nacionalistas regionales, por definición, no se sacian nunca. Conseguir hoy una cosa no les frena para mañana pedir la siguiente".
-"Cuidado, que por defender los derechos de las distintas comunidades lingüísticas no se pierda la cohesión estatal y, mucho menos, la capacidad de unos y otros de entenderse dentro del mismo país".
-"Cuidado, que la suma por separado de las partes no es igual al total unido. Si no hay partidos estatales (por mucho que haya afinidades ideológicas entre los de un lado y los de otro), no habrá incentivos para llevar a cabo políticas estatales. Si no hay electorados nacionales, no habrá campañas nacionales y quien no baile al son regionalista se quedará fuera de la competición".
-"Cuidado, que el nacionalismo separatista y la ultraderecha van a menudo de la mano, pues ambas son ideas reaccionarias. 
El nacionalismo actual no es sino una de las formas en las que se manifiesta el fracaso del multiculturalismo allí donde esto sucede".
-"Cuidado, que de tanto hablar sobre quién tiene que hacer las cosas... igual se nos olvida hacerlas".

4 comentarios:

  1. Y ahí va una curiosidad: "Una plaza post-apocalíptica en el centro Bruselas":

    Si uno pasea por el centro de Bruselas puede ocurrirle que, de casualidad, se tope con un curioso descampado que bien pudiera recordarnos a esas películas post-apocalípticas tan de moda últimamente. El lugar en cuestión está comido por la hierba y está rodeado de edificios a medio construir, con los cristales rotos, los andamios abandonados y las puertas tapiadas. No, no se trata de un "pelotazo urbanístico" fallido. Se trata del que iba a ser el centro administrativo del país.
    En los años sesenta, se decidió racionalizar la dispersa administración estatal en un solo núcleo de (para la época) mordernos edificios de oficinas. Sin embargo, a mitad de las obras, tuvo lugar el estallido descentralizador belga, por lo que las regiones pasaron a tomar las funciones a que estaban destinados aquellos edificios. Las obras dejaron de tener sentido, pues cada nueva administración regional se construyó sus propias sedes. Años después se descubrió amianto en las obras, lo que impidió también los derribos, al estar en pleno centro de la ciudad. Y así fue como Bruselas adquirió una plaza que algunos con sorna llaman "El Pyonyang belga", congelada en el tiempo, como testigo mudo de todo un cambio de paradigma territorial.
    http://www.panoramio.com/photo/51852707
    http://www.panoramio.com/photo/47261517

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  2. Aprecio su honestidad reconociendo que acaba de llegar a Bélgica, porque hay algo de brocha gorda en medio de un buen resumen. Habría que decir varias cosas, si es que me cabe en un comentario:
    - sobre la comunidad flamenca, que es más proclive a hablar francés que no al revés. De hecho es fácil conocer flamencos que hablan varias lenguas. En España hay un ejemplo medianamente conocido en Gerard Mortier, el director del Teatro Real.
    - a Bélgica no le va muy mal sin gobierno. De hecho no poder aprobar nuevos presupuestos está haciendo que su economía sea la que más crezca en Europa, demostrando una vez más que las políticas de austeridad presupuestaria son las que están cavando más honda la crisis.
    - sobre el penúltimo de sus "cuidados": ahórrese el adjetivo separatista para nacionalismo. Van juntos de la mano con la ultraderecha.

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  3. Gracias por el comentario! Respondiendo a lo que me comentas y admitiendo, por supuesto, lo reciente de mi estancia en Bélgica:
    -Es cierto que aquí hay bastantes políglotas. Los flamencos saben más francés quizás porque históricamente se les obligaba a aprenderlo, mientras que el estudio del holandés por los francófonos es más reciente. No se trata de que muchos sean poliglotas, que lo son, para que un país tenga cohesión se trataría más bien de que TODOS lo sean (unos y otros). Y eso hoy en día no se da.
    -¿Y no será más sencillo hacer las políticas adecuadas directamente?
    -Si te fijas en la siguiente frase cito al nacionalismo sin adjetivos.

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  4. Un gran artículo. Ahora entiendo mejor el problema derivado del distrito en conflicto que ha provocado el caos institucional en Bélgica.
    De todas maneras yo señalaría una serie de condicionantes ajenos al Estado belga que en cierta manera garantizan su supervivencia.
    En primer lugar el tutelaje que hacen Gran Bretaña (garante de la existencia de Bélgica desde 1830)y Francia y Alemania, sobretodo.
    En segundo lugar, la integración económica de Bélgica en el BENELUX, que permite la existencia de Estado sin gobierno, amén de ser territorio nuclear de la UE.
    Las razones por las que Flandes ha tendido a crear su nacionalismo centrífugo están relacionadas con la xenofobia y la amenaza imaginaria que supone para su identidad cultural la globalización.
    Desgraciadamente el eje Países Bajos-Suiza sigue siendo un punto inestable en la política europea, cerrada con el final de la II Guerra Mundial y el entendimiento franco-alemán (el todopoderoso eje París-Berlín).
    Aún me hago pensamientos contrafactuales como ¿qué hubiera sido de la Historia de Europa si Carlos "el Temerario" no hubiera muerto el 5 de enero de 1477 en Nancy?

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